viernes, 27 de diciembre de 2013
jueves, 19 de diciembre de 2013
domingo, 17 de noviembre de 2013
domingo, 10 de noviembre de 2013
jueves, 10 de octubre de 2013
domingo, 6 de octubre de 2013
sábado, 5 de octubre de 2013
HOMILÍA DOMINGO 27
Homilías Ciclo C XXVII Domingo del tiempo ordinario
6-10-2013; Ir a: Introducción / Lecturas / Comentario bíblico / Pautas para la
homilía / Sermones clásicos
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viernes, 4 de octubre de 2013
domingo, 29 de septiembre de 2013
domingo, 25 de agosto de 2013
viernes, 2 de agosto de 2013
HOMILÍA DE HOY
Oremos con la Palabra de Dios cada día.
Haga Clic Aquí.HOMILÍA DE HOY - CASA PARA TU FE CATÓLICA
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jueves, 1 de agosto de 2013
lunes, 8 de julio de 2013
domingo, 30 de junio de 2013
jueves, 27 de junio de 2013
miércoles, 26 de junio de 2013
viernes, 21 de junio de 2013
LA VOCACIÓN DEL CRISTIANO
Hoy hace falta un serio compromiso de fe para acomodar nuestra vida a sus exigencias.
Haga Clic Aquí.LA VOCACIÓN DEL CRISTIANO
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viernes, 14 de junio de 2013
lunes, 10 de junio de 2013
miércoles, 5 de junio de 2013
martes, 4 de junio de 2013
martes, 28 de mayo de 2013
lunes, 27 de mayo de 2013
CURSO DE LECTORES 59 PÁGINAS
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Curso para lectores
TEMA 1: LAS DOS MESAS
TEMA 2: EL EXTERIOR DE LA BIBLIA
5: INTRODUCCION A LA LITURGIA
Curso para lectores
"UNA BIBLIA VIVA EN UNA LITURGIA VIVA"
LITURGIA MANUAL DE LITURGIA
INTRODUCCION
Dice la Ordenación General del Misal Romano (OGMR
edición 1975) en el número 66:
"El lector es instituido para proclamar las
Lecturas de la Sagrada escritura, excepto del Evangelio. Puede también proponer
las intenciones de la oración universal, y, no habiendo salmista, proclamar el
salmo responsorial.
"El lector tiene un ministerio propio en la
celebración eucarística, ministerio que debe ejercer él, aunque haya otro
ministro de grado superior.
"Para que los fieles lleguen a adquirir una
estima suave y viva de la Sagrada Escritura por la audición de las lecturas
divinas, es necesario que los lectores que ejercen tal ministerio, aunque nos
haya sido instituidos en él, serán de veras aptos y diligentemente
preparados".
Y dice la Ordenación General de las Lecturas de la
Misa (OLM) en el número 51:
"Al ministerio de lector conferido con el rito
litúrgico hay que darle la debida importancia. Los lectores instituidos, si los
hay, deben ejercer su función propia, por lo menos los domingos y días
festivos, sobre todo en la celebración principal. También se les podrá confiar
el encargo de ayudar en la organización de la Liturgia de la Palabra y de
cuidar, si es necesario, la preparación de otros fieles que, por encargo
temporal, han de leer las Lecturas en la celebración de la Misa".
Y prosigue en el número 52: "La asamblea
litúrgica necesita de lectores, aunque no estén instituidos para esa función.
Hay que procurar, por tanto, que haya algunos laicos, los más idóneos, que
estén preparados para ejercer este ministerio. Si se dispone de varios lectores
y hay que leer varias lecturas, conviene distribuirlas entre ellos".
Y en el número 54b: "Esta preparación debe ser
ates que nada espiritual, pero también es necesaria la preparación técnica. La
preparación espiritual presupone, por lo menos, una doble instrucción: bíblica
y litúrgica. La instrucción bíblica debe apuntar a que los lectores estén
capacitados para percibir el sentido de las Lecturas en su propio contexto y
para entender a la luz de la fe el núcleo central del mensaje revelado. La
instrucción litúrgica debe facilitar a los lectores una cierta percepción del
sentido y de la estructura de la Liturgia de la Palabra y las razones de la
conexión entre la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística. La
preparación técnica debe hacer que los lectores sean cada día más aptos para el
arte de leer ante el pueblo, ya sea de viva voz, ya sea con la ayuda de los
instrumentos modernos de amplificación de la voz".
Con este pequeño curso ofrecemos algunas pistas a
los equipos de pastoral litúrgica, para que respondan a este deseo y necesidad
de la Iglesia.
NB. Nos apoyaremos para nuestro curso en OLM, sobre
todo el capítulo I: Importancia de la Palabra de Dios.
LITURGIA I. FORMACION ESPIRITUAL
TEMA 1: LAS DOS MESAS
I. FORMACION ESPIRITUAL
TEMA 1: LAS DOS MESAS
ORACION INICIAL:
Entronización de la Biblia o el Leccionario
litúrgico, cantando: Tu Palabra me da vida.
Lecturas: Ezequiel 3,27; Jeremías 1,9-10; Salmo
19(18),8-15.
Comentarios.
Todos dicen: "Les anuncio una gran alegría:
Dios ha salvado a su pueblo". La repiten coralmente hasta que se
convierta en una convicción. Un coro se la dice a otro coro. De uno por uno la
va diciendo con unción a todo el grupo (podría servir como inicio de la
presentación).
PRIMERO VEAMOS:
Presentación: ¿Cómo me llamo? ¿Qué experiencia
tengo de lector en la celebración litúrgica? ¿Hay un Libro bíblico en
particular que me guste? ¿Me identifico con algún personaje?
Inicio del tema: ¿Es lo mismo Biblia que Palabra de
Dios? ¿La Palabra de Dios ya se agotó? ¿Vale una Misa si no llego a la Liturgia
de la Palabra?
AHORA PENSEMOS:
Dios nos ha hablado para revelarse a sí mismo y
entrar en comunicación con nosotros. Lo ha hecho mediante hechos y palabras.
La Biblia es la Palabra de Dios escrita. No es toda
la Palabra de Dios, puesto que Dios nos habla en la creación, en la historia,
en los profetas que leen esa Palabra, y finalmente nos habló todo en Cristo.
Leer Hebreos 1,1-4. Cristo es la culminación de esa revelación.
La Iglesia ha recibido la promesa del Señor de
enseñar la verdad y no caer en error. La Iglesia nos entregó la Biblia, y se
encarga de custodiar su interpretación. La Biblia es una muestra total de esa
Palabra inspirada que nos permite discernir las demás voces para ver si son
realmente Palabra de Dios.
La Iglesia venera y sirve dos mesas para alimentar
a sus hijos: la mesa de la Palabra y la mesa de la Eucaristía. Leer DV 21; SC
51; OGMR 8; OLM 10.
No son dos mesas independientes, sino relacionadas
una con otra. La Palabra se anuncia y se realiza en la celebración (Cf. DP 918;
Lineamenta para el Sínodo de América n. 12). Forman un solo acto de culto. Los
discípulos de Emaús reconocieron al Resucitado en las Escrituras y en la
Fracción del Pan (Lucas 24,32-35).
Estamos, pues, en el corazón del cristianismo: la
presencia del Señor Jesús en su Palabra. Leer SC 7; OLM 46; SC 24.
LUEGO ACTUEMOS:
a) Leer las citas indicadas en el
"Pensemos" y anotar las ideas principales.
b) Hacer una encuesta sobre la diferencia entre
Palabra de Dios, Biblia, Revelación, Escritura, Magisterio, Liturgia de la
Palabra. Y escribir las conclusiones, apoyados por algún diccionario teológico.
c) Definir los términos: "Biblia" y
"Liturgia".
d) Leer del Catecismo de la Iglesia Católica los
números 101 a 114. Escribir las dudas para preguntarlas.
ORACION FINAL:
Rodeando la Biblia, expresan oraciones espontáneas,
y terminan dando un beso al libro como signo de veneración a la mesa de la
Palabra de Dios.
LITURGIA II. FORMACION BIBLICA:
TEMA 2: EL EXTERIOR DE LA BIBLIA
II. FORMACION BIBLICA:
TEMA 2: EL EXTERIOR DE LA BIBLIA
ORACION INICIAL:
A un lado se pone una persona con su Biblia abierta
al inicio del Antiguo Testamento (AT); al otro lado, otra persona con la Biblia
abierta al inicio del Nuevo testamento (NT); junto a ellos una luz; y al centro
un Crucifijo grande.
Se lee del Concilio Vaticano II la Constitución
"Dei Verbum" sobre la divina revelación (DV) el número 2. Y se piden
comentarios en forma de oración.
Pasa al centro el del AT, y se lee DV 14. Se hacen
comentarios libres en forma de oración.
Luego pasa el del NT y se lee DV 17. Se hacen
comentarios en forma de oración.
Se recalca la unidad del proyecto de Dios,
anunciado en AT y realizado en NT.
PRIMERO VEAMOS:
¿Qué haces cuando te interesa un libro? ¿Qué pasos
das antes de comprarlo? ¿Y qué pasos sigues para conocer a una persona?
Cuando alguien ve un libro en una librería, no lo
compra inmediatamente, sino primero ve el título, el autor, el índice; da un
vistazo a las páginas. Vamos haciendo esto mismo con la Biblia.
Toma tu Biblia, hojéala, reconoce que está formada
por varios libros, y que cada libro se subdivide en capítulos y versículos.
Distingue entre el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento, y vé cuánto abarca cada uno de ellos. El Antiguo Testamento
contiene lo anterior a Cristo; y el Nuevo Testamento, de Cristo en
adelante.
Reconoce cuántos libros tiene cada uno (46 AT, 27
NT), para distinguirlas de las Biblias protestantes (a las cuales les faltan
los libros deuterocanónicos: Judit, Tobías, 1-2 Macabeos, Sabiduría,
Eclesiástico, Baruc).
Toma tu biblia en el índice, y ve los nombres de
los libros. Luego, busca una lista de las siglas que corresponden a cada uno de
los nombres. Ve familiarizándote con ellos.
Ahora ve que cada libro está dividido en capítulos
y cada capítulo en versículos, que ayudan a encontrar más fácilmente un texto.
En conclusión, sacamos este esquema:
DIVISION DE LA BIBLIA:
1) General: dos grandes partes:
ANTIGUO TESTAMENTO: 46 libros que contienen el anuncio de la
Salvación antes de Cristo. Hay historias, legislación, poesías, sabiduría y
profecías. (Sirácide o Eclesiástico 2,7-10).
NUEVO TESTAMENTO: 27 libros que nos traen el Mensaje salvador a
partir de Cristo. Hay evangelios, hechos, cartas y apocalipsis. (2 Pedro
3,15-16).
Testamento significa disposición, contrato, pacto, alianza.
(Hebreos 9,15-18).
2) Parcial (al interior de cada
libro, para facilitar la búsqueda de textos).
CAPITULOS: Card. Esteban Langton en 1226 hizo división en
capítulos (unidades en que se divide cada libro, cuyos números ahora aparecen
en tamaño más grande)
VERSICULOS: En 1528 se hizo una subdivisión en cada capítulo,
por Roberto Estenne o por Santos Pagnini.
SECCIONES: Algunas ediciones modernas, a los versículos más
largos, los dividen en secciones.
A pesar de todo este mosaico de partes, forma una
unidad. Cristo le da cohesión.
AHORA PENSEMOS
Sólo que la Biblia no es simplemente un libro, sino
una Persona y una relación personal entre Dios y el hombre (Juan 1,1).
Es Dios mismo que se revela y se entrega al hombre. Ya la vez, es la palabra
del hombre que dialoga con Dios, expresándose en profundidad.
Por eso debemos conocer su nombre o nombres, su
pensamiento, sus sentimientos, su historia, sus propósitos. Esto en una
relación personal, no intelectual sino de toda la persona.
“Toda la Escritura divina es un libro y este libro
es Cristo, porque toda la Escritura divina habla de Cristo, y toda la Escritura
divina se cumple en Cristo” (Hugo de San Víctor, Noé 2,8).
Si queremos comprender a alguien, procuramos
relacionarnos con él. Y cuanto más le conocemos, más le amamos, y podemos
perseguir una causa común. Así ha de pasar con la Biblia.
Sólo el Espíritu Santo conoce y sondea las
profundidades de Dios y habita en el creyente (1 Corintios 2,10-13; Romanos
8,9). Necesitamos acercarnos a la Biblia con la ayuda del Espíritu. “Lo que
viene del Espíritu sólo es plenamente percibido por la acción del Espíritu”
(Orígenes, Hom. in Ex. 4,5).
Que nuestra primera impresión de la Biblia sea de
simpatía, envuelta en un velo de misterio. Si le preguntamos su nombre, nos
dirá que tiene varios.
NOMBRES:
a) BIBLIA: significa "los libros" (2
Macabeos 8,23; Daniel 9,2).
b) SANTA ESCRITURA: (Mateo 22,29; Lucas
24,32). No porque sean vidas de santos sino porque santifica: enseña el
camino, comunica a Dios y es fuente de santidad.
c) PALABRA DE DIOS (Juan 5,24; 6,63;
Isaías 55,10-11): por oposición a las palabras de los hombres.
LUEGO ACTUEMOS:
Hacemos en primer lugar por grupitos o binas una
oración al Espíritu Santo pidiendo su luz. Enseguida, buscan algunas
citas para reconocer los libros, capítulos y versículos.
Para citar un pasaje bíblico: se dice el nombre
del libro, luego, el capítulo, y enseguida el versículo o versículos.
Si es por escrito: sigla del libro, número del capítulo y número de los
versículos. Signos de puntuación usados y su significado: Coma (,):
sirve para separar el capítulo de los versículos. Punto (.): significa
"y". Guión (-): significa: "hasta". Punto y coma
(;): indica el final de una cita. "s" o "ss":
significa "versículo siguiente" o "versiculos siguientes". Número
antes de la sigla del libro: cuando hay dos libros del mismo nombre indica
de cuál se refiere.
Buscar, leer con devoción, y escribir el contenido
principal de:
1) Juan 14,1-6
2) Juan 5,24
3) Juan 20,30-31
4) 2 Timoteo 3,15-16
5) 2 Pedro 1,20-21
6) 2 Pedro 3,15-16.
ORACION FINAL:
En torno al Crucifijo leer y meditar:
1) Hebreos 1,1-3.
2) 1 Tesalonicenses 2,13
3) Lucas 24,25-27.44-46
4) Filipenses 3,8.
Peticiones espontáneas y beso al Crucifijo.
LITURGIA TEMA 3. EL INTERIOR DE LA BIBLIA
TEMA 3.
EL INTERIOR DE LA BIBLIA
EL INTERIOR DE LA BIBLIA
Letreros de ambientación (se reparten, se leen en
voz alta, y se colocan en las paredes en dirección a donde está el título)
LA BIBLIA NO ES:
- Un libro gordo para guardarse. Es grande por
contener la manifestación salvadora de Dios.
- Un mero libro de estudio, curiosidad o
entretenimiento. Su finalidad es comunicación.
- Un libro de edificación moral. Es un reflejo de
la condición humana, por eso ahí encontramos narrados muchos pecados.
- Una norma de moralidad. Presenta la conducta de
Dios con el hombre y la respuesta del hombre.
- Un libro de ciencia para los orígenes y
desarrollo del mundo y la humanidad, una historia de la religión. Es el libro
de la ciencia de la salvación.
- Un libro de tantos en el pueblo. Es la norma,
guía y expresión del pueblo de Dios.
- El libro de los protestantes. Ha sido consignado
para que todos tengamos la Vida.
LA BIBLIA ES:
"Una carta del Dios omnipotente a su creatura"
(San Gregorio Magno).
"Las cartas del Padre celestial dirigidas a
sus hijos los hombres que viajan lejos de la patria, transmitidas por los
autores sagrados" (San Agustín y San Juan Crisóstomo).
"Dos fotografías mutuamente dedicadas: la de
Dios y la mía" (F. Sierra y L. Evely).
PRIMERO VEAMOS:
Elegir algunas frases que hayan impactado y
comentarlas.
Responder a las dudas que tengan sobre lo leído.
AHORA PENSEMOS:
IMPORTANCIA DE LA BIBLIA:
1. La Biblia es Palabra de Dios. Nos es toda
la Palabra de Dios, ya que Dios nos habla en la creación y en la historia. Pero
la revelación inspirada es la Biblia. Queda consignada para servir de criterio
de discernimiento a toda otra Palabra.
2. La Biblia contiene la Historia de la
Salvación, es decir, la serie de hechos concatenados por los cuales Dios se
ha ido comunicando con nosotros. Tiene su culminación en Cristo, Palabras
encarnada, preparado por el AT y prolongado por el tiempo de la Iglesia, hasta
la parusía.
3. La Biblia tiene además el valor literario de
toda obra, muy rica en estilos.
4. La Biblia es un libro sagrado. Es el
libro más importante, pues su autor es Dios. No la escribió directamente, sino
se valió de autores humanos, los cuales pusieron en juego sus habilidades para
expresar el mensaje divino según sus categorías, pero Dios los superaba con su
mensaje, expresando cosas que ellos no alcanzaban a vislumbrar en todo su
alcance.
5. La Biblia es el mejor médico para escuchar y
recibir al Señor que salva; el mejor camino para conocer el destino de todo; la
mejor manera de conocer a Cristo.
6. Cristo mismo dice que la Biblia es importante:
Juan 5,39; Lucas 24,27.32. Igual San Pablo: 2 Timoteo 3,14-17;
Efesios 6,13.17.
7. Por su origen, su contenido, su fin y el modo
de comunicar, es muy importante. "Nunca la dejes de tu mano" (San
Jerónimo).
Es la "colección de libros sagrados que, bajo
la inspiración del Espíritu Santo, tienen por autor a Dios y como tales han
sido entregados a la Iglesia" (CONCILIO VATICANO I:)
"La Palabra de Dios en cuanto se consigna por
escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo" (CONCILIO VATICANO II:
Constitución "Dei Verbum")
Dios se fue revelando progresivamente, según la
capacidad del hombre, su disponibilidad y su grado de civilización. Por
ejemplo: el mandamiento del amor lo va revelando progresivamente: Génesis
4,23-24; Exodo 21,24-25; Mateo 19,18; Juan 13,34. Igual, la importancia de la
Ley: Mateo 5,1-7.29. O el Matrimonio: Mateo 19,8.
En algunos pasajes se da el sentido típico, es
decir, un personaje del AT anuncia uno del NT o un acontecimiento del AT
prepara y anuncia uno del NT. Por ejemplo: Romanos 5,14; 1 Corintios 10,6;
Jonás y Cristo (Mateo 12,39-40), serpiente del desierto y Cristo (Números 21,9;
Juan 3,14-15); Cordero pascual (Exodo 12,46; Juan 19,36); maná (Exodo 16,14;
Juan 6,31.59).
Por grupitos o binas leer y sacar resumen de: DV 4,
11, 12, 13, 16, 21 y 25.
LUEGO
ACTUEMOS:
ALGUNAS INDICACIONES PARA VIVIR LA PALABRA DE DIOS:
a) Tener el alma vacía y esperando con serenidad.
b) Hacer una lectura de la Biblia, muy lentamente y
con pausas frecuentes.
c) Leer desinteresadamente, es decir, no buscando
doctrina o verdades, que de antemano predisponen.
d) «Escuchar» al Señor, en una comunicación de
persona a persona, de corazón a corazón, con atención receptiva, sin ansiedad.
e) No esforzarse por entender qué dice el texto o
qué quiere decir, sino: «qué me está diciendo Dios en ésto». Puede ser que no
se entiendan frases sueltas, pero sí se capte la totalidad.
f) Subrayar o escribir al margen lo que ha
impresionado.
g) En lugar de los nombres propios (Israel, Jacob,
Samuel, Moisés, Timoteo...) poner el nombre propio personal, y sentir que Dios
te llama por tu nombre.
h) Si la lectura no te dice nada, quédate
tranquilo; tal vez otro día te diga, ya que la hora de Dios no es exactamente
nuestra hora.
i) Como María, dále vueltas en el corazón y en la
mente, déjate llenar por las vibraciones y resonancias del corazón de Dios y
manténlas durante el día.
j) En los salmos, imagina qué sentiría Jesús o
María al pronunciar las mismas palabras; o colócate en el corazón de
Jesucristo, con su disposición interior y sus sentimientos.
k) Aplica la Palabra de Dios a la vida. Viendo qué
criterios de la mente de Dios cuestionan, urgen un cambio en el pensar y
actuar.
l) En conclusión: leer, saborear, rumiar, meditar y
aplicar.
ORACION FINAL:
Ensayar el
método con algunas citas:
LITURGIA TEMA 4: INTERPRETACION DE LA BIBLIA
TEMA 4:
INTERPRETACION DE LA BIBLIA
INTERPRETACION DE LA BIBLIA
ORACIÓN INICIAL
Juan 1,1-5; Hebreos 1,1-4; Deuteronomio 4,10.
PRIMERO
VEAMOS
¿Qué dificultades tenemos para entender la Biblia?
¿Por qué la mayoría de personas dice que no entiende o es muy difícil? ¿Por qué
los hermanos separados no ponen estas dificultades?
AHORA
PENSEMOS:
Nos podemos acercar al texto bíblico desde
distintas perspectivas, para captar su sentido original y actualizar el texto.
Nuestra tarea es descubrir lo que pretendió decirnos el autor humano. Lo
ubicamos en su contexto histórico y literario. El texto amplía y restringe.
Amplía, porque puede decir más de lo que pretendió el autor humano. Restringe,
porque ya no podemos modificarlo sino que hemos de respetarlo.
Lo importante es acudir directamente a la lectura
del texto, antes que a comentarios, resúmenes, predicaciones, o a nuestra
propia memoria. Es importante buscar qué sucede, qué personajes intervienen,
qué actitudes manifiesta o pide, qué valores presenta, qué criterios ofrece,
qué semejanzas y diferencias existen entre diversos relatos, etc.
La Escritura tiene en sí un sentido objetivo. «El
que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias» (Apocalipsis
2,7.11.17.29; 3,6.13.22). La Biblia tiene qué inculturarse en las distintas
situaciones. Hebreos 4,12-13.
ANALISIS DEL TEXTO EN SU CONTEXTO LITERARIO
Las perícopas o textos sueltos forman parte de una
obra. Por éso es necesario conectarlos con lo que los rodea: pasajes anteriores
o posteriores, sección o parte del libro en que se encuentra, temática del
libro.
Apocalipsis 7,4 ¿cuántos se salvan? (ver v.9).
Lucas 10,38-42 ¿no acción sino contemplación? (vv
25-37: el buen samaritano: haz tú lo mismo).
Mateo 9,23-27 ¿«lo siguieron» sólo para subir a la
barca, o existencialmente? (vv 18-22).
En Lucas aparece la
oración de Jesús en los grandes momentos: 3,21-22 (Bautismo), 9,28-36
(Transfiguración).
ANALISIS DEL TEXTO EN SU CONTEXTO HISTORICO
Los textos bíblicos son fruto de una tradición
viva, y responden a situaciones concretas de parte de sus autores y de sus
oyentes. Por éso es útil conocer quién escribió, cuándo, para qué, ante qué
situación, etc. Es importante saber distinguir lo que era propio de una visión
o costumbre de una época, de lo que es válido para siempre.
Mateo 19,9: repudio a la mujer; Marcos 10,11-12:
mujer o marido. Entre los judíos sólo el varón podía tomar la iniciativa del
divorcio; entre los romanos, ambos.
2 Samuel 24: Dios pide hacer un censo, que luego se
torció. 1 Crónicas 21: Satán incita a hacer el censo. Aquel es más primitivo.
Textos donde la enfermedad, la desgracia y la
pobreza son castigos de Dios, reflejan el concepto de que la justicia de Dios
se manifiesta en esta tierra, pues Dios nos reveló hasta el último siglo del AT
la vida eterna y resurrección (2 Macabeos 7,9; Daniel 12,2-3) y la inmortalidad
del alma (Sabiduría 3,1-9).
En un mismo libro puede
haber escritos de diferentes épocas. Miqueas 3,9-12: ruina de Jerusalén: 4,1-5:
primacía salvífica de Jerusalén.
LECTURA
DEL TEXTO EN SU CONTEXTO CANONICO
Cada libro es como un instrumento en una orquesta
para ejecutar una gran sinfonía donde armonizan voces, sonidos e instrumentos.
Hay un mutuo enriquecimiento de sentido entre AT y NT. «In Vetere Novum latet, et in Novo Vetus
patet» (San Agustín, Quest. in Hept.2,73: PL 34,263). La Persona de Jesús y su Misterio Pascual son la clave de lectura.
Cuando los textos se leen bajo la influencia del
Espíritu Santo y en el contexto del Misterio Pascual de Cristo y de la vida
nueva que proviene de él, tenemos el «Sentido espiritual».
Cuando en un texto bíblico descubrimos un sentido
profundo que el autor no alcanzó a conocer pero que Dios intentó porque aparece
en otros pasajes o a lo largo de la revelación, tenemos un «Sentido típico».
Isaías 7,14: en el siglo VIII aC anuncia una
protección inmediata; en los LXX designa al Mesías encarnado en María.
Los poemas del Siervo de Yahveh (Isaías 42,1-9;
49,1-6; 50,4-9; 52,13 - 53,12) originalmente se referían a un ser misterioso
calcado en Moisés, Jeremías, Deuteroisaías o la comunidad fiel en el destierro
y la persecución; pero Jesús y la comunidad los utilizan para describir su
propia misión.
Hay muchos textos de cumplimiento del AT en Jesús:
Mateo 2,13-18 (el nacimiento de Jesús evoca a Moisés salvado de las aguas:
Exodo 2,1-10); Mateo 4,1-11 (las tentaciones de Jesús evocan las del pueblo en
el desierto); Juan 3,14-15 (la cruz evoca la serpiente del desierto: Números
21,4-9); Juan 6,48-51.58 (la Eucaristía es prefigurada en el maná: Exodo 16;
Números 11,4-9); 1 Corintios 10,1-3 (lo acontecido en Cristo tenía su tipo en
éxodo y desierto); 1 Corintios 5,7; Apocalipsis 5,6-14 (el Cordero Pascual
simboliza a Cristo muerto y resucitado).
La primera Lectura de los domingos prepara el
Evangelio.
Mateo 5,21-48: Jesús corrige el sentido del AT.
Marcos 7,1-23; Mateo 15,1-20; Hechos 10,10-16;
11,5-10: queda superada la doctrina sobre lo puro y lo impuro.
Apocalipsis 22,18-19:
Estas palabras se pueden referir a toda la Biblia.
ACERCAMIENTOS A LA BIBLIA DESDE LAS CIENCIAS
HUMANAS
A) ACERCAMIENTO SOCIOLOGICO
La religión es un hecho social. Es útil conocer los
comportamientos sociales en los medios en los que se formaron las tradiciones
bíblicas. Explica el sentido de las palabras y conceptos, los factores sociales
que influyeron, la organización social y religiosa del tiempo, las leyes, los
movimientos proféticos, los papeles y estratos sociales, influjos de otras
sociedades, los conflictos sociales, los factores económicos. Pero no alcanza
el elemento sobrenatural.
B) ACERCAMIENTO PSICOLOGICO
La Biblia nos ofrece experiencias humanas y
simbólicas, que no son accesibles al razonamiento y son campo de la psicología
y el psicoanálisis. Ayuda al análisis de ritos, prohibiciones, milagros,
descripciones apocalípticas. Han estudiado sobre todo la relación con el
inconsciente colectivo la acción de Jesús y la atomósfera de confianza frente a
la angustia. Pero no puede dar afirmaciones acerca de lo sobrenatural. La
revelación es acontecimiento único y no puede reducirse a una religiosidad
espontánea y natural; Cristo es un personaje único, Dios hecho hombre.
C) ANALISIS NARRATIVO
Primero estudia los personajes, la trama, el
posible título del relato, y los principales momentos.
Luego busca la estructura dominante, y si el autor
se incluye en la trama o la narra desde fuera.
Enseguida atiende los momentos de la historia:
- Exposición: ¿qué, quién, dónde? Se ponen en
escena los personajes y se describen sus principales rasgos.
- Momento incitante: acción que da inicio al
argumento.
- Complicación: se presentan problemas que piden
ser resueltos y se presentan varios intentos de solución.
- Clímax: el momento más crítico del relato: ¿qué
va a pasar? ¿quién ganará? ¿cómo se resolverá?.
- Vuelta: palabra o acción que da un giro al
relato; empieza a vislumbrarse la solución.
- Resolución: Situación en que se envuelve
definitivamente el problema.
- Desenlace: acciones que van haciendo llegar la
calma y situación final.
- Conclusión: Situación acabada, cambios con
relación a la situación inicial.
Presenta los roles de los personajes: malvado,
opositor, héroe, víctima, etc., y sus relaciones.
2 Samuel 11-12: Pecado y conversión de David.
1 Reyes 21,1-9
Marcos 5,1-20.
LUEGO ACTUEMOS:
a) Explicar el proceso de formación de los escritos
bíblicos.
b) Buscar en DV el sentido del Magisterio de la
Iglesia y de la investigación teológica, como servicio a la Palabra.
c) ¿Cuáles son los libros de nuestro canon bíblico;
cuáles excluyen los protestantes?
EXAMEN O EVALUACION:
Tener familiaridad con los libros de la Biblia
(nombres, Torá, libros históricos, sapienciales, proféticos, cartas).
Ubicar la lectura en el contexto de la Biblia, de
la historia, y del mensaje cristiano; para poder hacer una monición oportuna.
Consultar mapas, tablas cronológicas, listas de
personajes.
Meditar asiduamente la Escritura (MQ V), hacer
"Lectio divina".
Consultar Diccionario de la Biblia o Vocabulario
bíblico, y Concordancias.
Respetar el género literario en que se expresa el
testimonio de Cristo.
Los diversos géneros literarios comportan: diversos
modos de expresión (una ley, una exhortación, un texto poético, una
explicación); las características de personalidad de un autor (campesino,
sacerdote, culto, misionero, con su lenguaje, acentuaciones, temas, frases); la
época en que se escribió, el lugar de origen y las lenguas (Arabia, Babilonia,
Egipto, Palestina para AT; Palestina, Turquía, Arabia para NT; en hebreo,
arameo y griego); la evolución de las formas (el mensaje primero se predicó,
vivió y transmitió).
La Biblia es como una sinfonía donde el músico
contribuye a la armonía del conjunto aportando su sonido.
LITURGIA III. FORMACION LITURGICA TEMA
5: INTRODUCCION A LA LITURGIA
III. FORMACION LITURGICA
TEMA 5:
INTRODUCCION A LA LITURGIA
INTRODUCCION A LA LITURGIA
ORACION INICIAL:
Romanos 12,1-2; Hebreos 9,11-15.
Colocar varios objetos litúrgicos; cada uno toma
uno de ellos, y expresa lo que le dice ese signo, utensilio u objeto litúrgico.
Con ellos la Iglesia rinde a Dios su culto oficial, y santifica a las personas
y comunidades.
PRIMERO VEAMOS:
La mayoría de las personas se da cuenta de que algo
está cambiando en la Iglesia por las celebraciones. Se han revisado todos los
ritos de celebración. Pero ¿en qué se nota que damos un culto a Dios más
auténtico? ¿en qué se nota que hemos crecido en sentido de comunidad a través
de las celebraciones? ¿Por qué el pueblo anda inventando signos nuevos en lugar
de profundizar en la vivencia de los signos litúrgicos que ha recibido de la
Iglesia como patrimonio? ¿Dónde está la diferencia entre las acciones litúrgicas
y las acciones extralitúrgicas?
AHORA PENSEMOS:
1. LO QUE NO ES LA
LITURGIA
a) Un espectáculo sagrado, la forma oficial
del culto exterior de la Iglesia, la "etiqueta del Gran Rey".
Dice Pío XII: "No es parte solamente
externa y sensible del culto divino, ni el ceremonial decorativo"
(Mediator Dei 25).
¿Cómo podría ser oración en sí una mera acción
cortesana y pomposa, exterioridad y fasto, sin vivencia comunitaria y
salvífica?
Además, los espectáculos no son gratuitos, tienen
un motivo meramente social humano, busca ser atractivo para enganchar gente, y
para nada interesa la comunidad.
b) El cumplimiento legal de unos ritos.
Si celebramos por cumplir una norma social o de
conciencia, por tradición, costumbre o mandato, somos meros funcionarios o
"borregos".
Pío XII decía que la liturgia no es el
"conjunto de leyes y preceptos por los que la Jerarquía ordena el conjunto
de ritos" (Mediator Dei 25).
¿Cómo podría ser culto perfecto, adoración en Espíritu
y en verdad, si la convertimos en ritualismo y legalismo?
c) Un acto de culto privado.
No se trata de la piedad individual hecha pública:
una acción en la cual no se sienten comunidad, no se unen a ella ni se
identifican con ella, ni se sujetan a sus normas y condiciones, sino que cada
quien busca la realización de sus gustos y hasta procura realizarla en privado.
¿Cómo podría ser eclesial? El culto público no es
yuxtaposición de devociones personales. No sería liturgia de la Iglesia, sino
se reduciría a una mera ceremonia.
Y muchas veces se busca sólo el lucro, se ve la
celebración como compraventa de un servicio religioso, un negocio en el cual se
regatean los servicios o costos, se buscan padrinos para lucimiento personal,
se derrocha en detrimento de otros.
d) La expresión externa del sentimiento
religioso natural.
La mera manifestación de nuestra dependencia del
ser supremo, válida para cualquier ser humano y cualquier religión.
¿Cómo podría ser ejercicio del Sacerdocio de
Cristo, con su originalidad, si se queda en algo meramente antropológico?
e) Una catequesis simbólica o un acto de concientización
comunitaria.
La celebración supone y exige catequesis, pero no
podemos convertirla en una explicación de todo lo que se hace y se dice.
¿Cómo podría ser una acción simbólica si prevalece
lo racional y verbal?
Menos aún si instrumentalizamos la celebración para
inculcar una idea (política, de consumo, de protesta, de vanidad, de campaña
para una acción).
2. LO QUE ES LA LITURGIA
La Liturgia tiene una parte externa y sensible (la
celebración y sus signos sensibles), y de una parte interna, invisible y
sobrenatural (la presencia activa de la obra de nuestra salvación en Cristo).
Algunos definen la Liturgia del exterior al
interior: Es un sistema de oraciones, ritos y signos que la Iglesia reconoce
como su culto público oficial, por el cual realiza su encuentro con Cristo,
glorifica al Padre y recibe santificación.
Pide que la acción haya sido instituida por Cristo
o por la Iglesia; se realice en nombre de Cristo y de la Iglesia; por personas
con poder ministerial y encargo oficial; y en conformidad con las normas
establecidas; que se ordene a la glorificación de Dios y a la santificación de
los hombres.
Otros la definen del interior al exterior: Es el
ejercicio del Sacerdocio del Cristo total, Cabeza y miembros, en una acción
sagrada eclesial en la cual se actualiza la gloria de Dios en la santificación
humana.
Es la actuación última del misterio encarnatorio y
Pascual de Cristo, en un complejo de signos sensibles con los cuales Cristo
resucitado, en la Iglesia y a través de la Iglesia, continúa su obra salvífica,
culminada en el Misterio Pascual, concentrando así la Historia de la Salvación.
En conclusión, la liturgia es una acción
simbólica (elemento externo) donde está presente y actuante el
Misterio de Cristo y el Misterio de la Iglesia. Tres son, pues, los
constitutivos de una acción litúrgica:
a) Memorial del Misterio de Cristo.
b) Acción sacramental de la Iglesia.
c) Sistema simbólico de
comunicación.
3. ALGUNAS CONSECUENCIAS:
a) La Liturgia es acción.
No es teoría, sabiduría secreta, doctrina, escuela,
sino acción. Termina en "urgia", como siderurgia, metalurgia, u
orgía.
Es un "drama", que comporta movimiento,
tiene un dinamismo interior regido por leyes propias (mediación sensible,
diálogo, compromiso total de la persona, comunión, etc.).
No consiste en empalmar artificialmente ritos y
palabras, sino el movimiento armónico de un conjunto de elementos que se va
desarrollando, amplificando, culminando y concluyendo, como la Alianza que Dios
hace en la historia con su pueblo. Tiene su ritmo y lo anima la vitalidad del
soplo divino.
Los momentos principales de toda celebración son: convocación
(asamblea litúrgica, signo de la Iglesia en cuanto convocación de creyentes
en torno a Cristo resucitado), diálogo salvífico (escucha de la
Palabra y respuesta a ella), signos con los cuales se sella la alianza
de Dios con su pueblo.
b) La Liturgia es una
acción simbólica.
Se realiza a través de actitudes, gestos, palabras;
es un complejo de signos a través de los cuales Dios habla y comunica su vida
por Cristo en el Espíritu, continuando así su proyecto de amor.
Sólo a través de signos podemos captar y recibir el
don divino y corresponderlo personal y comunitariamente. La historia de la
salvación, la fe, la comunión divina, son realidades invisibles que necesitan
ser expresadas. Los signos (palabras y gestos estructurados en ritos)
nos dejan entrever estas realidades trascendentes.
La liturgia no es una catequesis ilustrada, sino es
una actualización de la salvación a través de los signos. Su lenguaje no es la
palabra, sino el signo.
c) El sujeto de la acción
litúrgica es Cristo.
Cristo es el actor principal de la liturgia. Está
presente y operante en la celebración (SC 7).
Es una presencia real y eficaz, aunque realizada en
signos y grados de diversa intensidad: Asamblea, y en ella el ministro
presidente; Palabra anunciada (SC 33): es el "hoy" de
la salvación; signos sacramentales (SC 2), sobre todo el Pan y
Vino eucarísticos.
d) La Liturgia es un acto
comunitario.
La Iglesia es una comunidad jerárquica, y halla su
expresión en la acción litúrgica. "No son acciones privadas, sino
celebraciones de la Iglesia que es sacramento de unidad, es decir, pueblo de
Dios reunido y ordenado bajo la guía de los obispos" (SC 26).
El sujeto concreto es la asamblea local, que
interpreta la cultura, exigencias, expectativas y vida concreta de la
comunidad, que encuentra en la celebración su propio rostro.
Que aparezca la asamblea múltiple, abierta, que
expresa sus propias inquietudes.
e) Comporta la
participación de todos.
No es una concesión a los fieles, ni un expediente
de actividades, sino un derecho y un deber de todo cristiano por la fuerza del
sacerdocio común y de los sacramentos que lo constituyen como miembro de un
pueblo sacerdotal.
La participación es piadosa, consciente, activa,
plena y comunitaria (SC 14).
f) Requiere un ambiente
adecuado.
Exige clima de fiesta, pues es memorial de la
Pascua de Cristo. No se logra poniendo elementos folklóricos o externos,
sino valorizando la iluminación, el adorno significativo, la acogida
fraterna, el tomar en cuenta a las personas para romper el hielo y hacerlos
salir del anonimato.
Tienen un papel primordial la música y el canto:
"la oración adquiere una expresión más gozosa, se manifiesta mejor la
naturaleza jerárquica y comunitaria de la liturgia, la unidad de los corazones
se alcanza mejor por la unidad de las voces, los ánimos se elevan mas
fácilmente a los cosas celestiales por el esplendor de los cosas sagradas, y
toda la celebración prefigura más claramente la liturgia de la Jerusalén
celestial" (MS 5).
No son elemento decorativo o de solemnización, sino
parte integrante de la celebración y tarea del pueblo de Dios animado por un
coro o un guía.
El lugar de la celebración no tiene sólo una
finalidad funcional, sino tiene un significado simbólico y una tarea
pedagógica. "Debe presentar la imagen de la asamblea reunida, permitir
la ordenada y orgánica participación de todos, y favorecer el regular
desarrollo de las tareas de cada uno" (OGMR 257).
CONCLUSION:
La liturgia es el memorial de la obra salvadora de
Cristo en la Iglesia a través de un sistema simbólico. La liturgia contiene
toda la obra salvífica de Cristo, preparada y anunciada en el AT, realizada en
la plenitud de los tiempos sobre todo por el Misterio Pascual, continuada en la
Iglesia hasta el regreso del Señor. La liturgia es, pues, a la vez, un momento
más de la Historia de la Salvación, y también la síntesis de esa Historia. Todo
ésto se explica con el término "memorial".
El memorial no es un recuerdo subjetivo o una
conmemoración. Es un recuerdo eficaz, una celebración que actualiza lo que
recuerda; un sacramento del acontecimiento pasado. Es la convicción de que Jesús
resucitado actualiza y nos comunica en cada celebración la fuerza salvadora de
su Pascua. El memorial también adelanta en cierto sentido el futuro, y lo
garantiza.
¿Cómo es posible esa reactualización de un hecho
salvador del pasado?
a) En la celebración Dios toma la obra de su Hijo y
le da eficacia hoy.
b) Los actos históricos de Cristo perduran en el
cielo y entran en la tierra por la acción litúrgica.
c) Cristo lo instituyó expresamente como acción
memorial, encerrando el presente, el pasado y el futuro.
Y así todos nosotros somos asociados en el amor y
la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que desde la eternidad y
hasta la eternidad constituyen su ser.
LUEGO ACTUEMOS:
Clasificar los mismos signos y objetos usados en la
oración inicial.
CLASES DE SIGNOS
a) Actitudes litúrgicas: De pie, de
rodillas, sentados, postrados, procesiones, manos extendidas, manos elevadas,
imposición de manos, gestos con los ojos, etc.
b) Elementos naturales en la liturgia:
Luz, agua, incienso, pan, vino, aceite, etc.
c) Objetos para la liturgia: cáliz, cruz,
imágenes, sagrario, candeleros, atril, etc.
d) Lugares: ambón, sede, altar,
confesonario, bautisterio, templo, etc.
FUNCIONES DE LOS SIGNOS
Los signos tienen cuatro funciones:
1) PROVOCAN: llevan un mensaje cuestionador
y comprometedor para el ser humano (la Pascua de Cristo), que es una
advertencia, un imperativo de cambio.
2) INFORMAN: Los signos, explicados, profundizados
e ilustrados por la Palabra de Dios, nutren nuestra vida de fe, profundizan
nuestra adhesión a Cristo y maduran nuestra conversión.
3) EXIGEN UNA RESPUESTA: Invitan a tomar una
decisión, asumir responsabilidades y realizar acciones concretas de testimonio
y de servicio a Dios y a los hermanos.
4) INTEGRAN EN LA COMUNION: Quien da su
"sí" al mensaje de Dios, se adhiere a la Persona de Cristo y está
dispuesto a seguirlo y a vivir su vida en el encuentro y la santidad; es la
máxima eficacia de la liturgia.
ORACION FINAL:
Poner música, y dejar espacio a la libre expresión
corporal como oración.
LITURGIA TEMA 6: RELACIONES ENTRE LA BIBLIA Y LA
LITURGIA
TEMA 6:
RELACIONES ENTRE LA BIBLIA
Y LA LITURGIA
RELACIONES ENTRE LA BIBLIA
Y LA LITURGIA
ORACION INICIAL:
Se coloca en el altar la Biblia y el Santísimo
Sacramento. Se adora el Santísimo y se venera el Libro.
Leer Salmo 77/78. SC 24; 56; 35.
Dios se reveló por hechos y palabras. La Biblia nos
da las palabras; la Liturgia, los hechos; pero unos y otros se corresponden y
relacionan.
PRIMERO VEAMOS:
¿Qué relaciones se dan entre la Biblia y la
Liturgia? Opiniones libres. Explicar por qué la liturgia de la Palabra y la
liturgia eucarística forman un solo acto de culto que no puede separarse. ¿Por
qué toda celebración inicia con la Liturgia de la Palabra?
AHORA PENSEMOS:
1. La Biblia nace de la Liturgia.
Las tradiciones bíblicas se cuajaron en la
celebración y se conservaron gracias al uso litúrgico. "Es canónico lo que
recibe autoridad de la lectura pública". La Iglesia consideró norma de su
fe y de sus costumbres los libros leídos en la asamblea litúrgica, y los reconoció
inspirados por Dios. De ahí surgió el canon bíblico.
Ya desde el AT, los santuarios y sinagogas fueron
guardianes de la memoria religiosa del pueblo; las fiestas eran memorial de la
historia (pascua, pentecostés, tiendas); las narraciones se liturgizaron, y al
revivirse cada año se volvía a vivir el acontecimiento, con toda su fuerza
salvadora. Dios había prometido su acción salvadora.
Cuando celebramos, volvemos a hacer presente el
contexto donde se originaron las tradiciones, y la palabra se proclama en un
contexto de fe y discernimiento, para seguir realizando la historia de
salvación.
2. La Liturgia nace de la Biblia.
El sentido, significado y fundamento de las
celebraciones, fiestas y signos es la Biblia. La Liturgia mana de la Biblia
como de su fuente. El culto cristiano, heredero del auténtico culto bíblico,
pertenece a la religión revelada, y su expresión más privilegiada. Por tanto,
se apoya y se sostiene en la Biblia.
Se apoya en la Biblia: tiene origen bíblico; de la
Biblia se inspiran sus antífonas, oraciones, himnos, fiestas, gestos,
estructuras. Y con un gran dinamismo de culto, que lo hace sacrificio
espiritual.
Se sostiene en la Biblia: ésta es su clave de
interpretación; tiene muchas alusiones bíblicas. La misma celebración se
convierte en una continua y eficaz proclamación de la Palabra de Dios (OLM 4).
Se proclama y celebra la Biblia directamente. La
oración de los salmos, las lecturas bíblicas, son el anuncio de la Palabra más
amplio que tiene la Iglesia, en un contexto de oración.
La Palabra se hace acción y vida. La Palabra
de Dios es un elemento de su diálogo con nosotros: creación, historia,
profecía, escritos; el proceso de formación de estos escritos es: hechos,
transmisión, fijación por escrito, actualización.
3. La Palabra se hace acontecimiento en la
Liturgia.
La Palabra de Dios no sólo se anuncia, sino se
celebra y actualiza. El sacramento es la Palabra visible: "Accendit
Verbum ad elementum et fit sacramentum" (Desciende la Palabra sobre el
elemento y se hace el sacramento). La Palabra ilumina lo que se realiza, lo
mete en el plan de salvación para que santifique con el Misterio Pascual de
Cristo.
La misma Palabra anunciada recibe una nueva
interpretación según el tipo de celebración, los participantes, el tiempo
litúrgico, las necesidades. Ya no es simplemente lo que el autor quiso decir,
sino lo que Dios realiza en su Iglesia. Se da un contexto nuevo de oración y fe
en el cual la Palabra muestra una nueva eficacia. El "hoy" de Dios se
hace "hoy" del hombre, personal y comunitariamente.
La Palabra de Dios es parte del Misterio Pascual de
Cristo, anunciado, celebrado y vivido. Las palabra es un signo litúrgico que
participa de la eficacia pascual de la misma. La Palabra alcanza su máximo
grado de eficacia en los sacramentos. Evoca, representa y actualiza el misterio
Pascual de Cristo y toda la historia de la salvación. Con el poder del
Espíritu, hace presente a Cristo, como en María en la Encarnación: "Hágase
en mí según tu Palabra".
4. Conclusiones.
La única Palabra, Cristo, sigue actuando en el
mundo; la celebración litúrgica es una mediación privilegiada de ese diálogo
salvador, con un gran dinamismo. Sigue haciendo así Dios de nuestra historia
una historia de salvación, por su intervención en nuestras celebraciones
litúrgicas.
De ahí que su expresión sea la estructura
celebrativa: Palabra-Sacramento: la Palabra se concretiza con su máxima
eficacia en un signo-rito-gesto, para la vivencia cristiana personal y
comunitaria. Anunciamos, realizamos y actualizamos la historia de la salvación.
LUEGO ACTUEMOS:
Escribir una carta a una comunidad cristiana
exhortándola a aprovechar la Palabra de Dios.
Un equipo ilustra el primer punto con los siguientes
ejercicios:
a) ¿Qué diferencias hay entre la Pascua celebrada
antes de salir de Egipto, la celebrada en el Sinaí antes de partir, la
celebrada en Siquem al pasar el Jordán, la celebrada en la dedicación del
templo, y la celebrada en Jesús?
b) ¿Qué relación hay entre la fiesta de pentecostés
judía y el pentecostés cristiano?
c) Leer la oración de bendición de agua bautismal y
sacar sus conclusiones.
Otro equipo ilustra el segundo punto con los
siguientes ejercicios:
a) Buscar las alusiones bíblicas en las oraciones
de un esquema de Misa, en el Ordinario de la Misa y en las anáforas.
b) Ver los signos sacramentales, señalando su
sentido meramente natural y el nuevo sentido que le viene por la Palabra de
Dios.
El tercer equipo ilustra el tercer punto con los
siguientes ejercicios:
a) Leer SC 24; 51; 56; OLM 5; Jeremías 1,9-10;
Salmo 19/18,8-15.
b) Leer OLM 3 y ver en el índice del Leccionario
cómo un mismo texto bíblico puede repetirse en varias celebraciones, pero en
cada una cobra un sentido diferente: por las otras lecturas, por el misterio
celebrado, por el tiempo litúrgico, por la circunstancia que santifica, etc.,
de donde surge una propia hermenéutica litúrgica.
ORACION FINAL:
Adoración del Santísimo agradeciendo el don de la
Palabra escrita.
LITURGIA TEMA 7: LA LITURGIA DE LA PALABRA
TEMA 7:
LA LITURGIA DE LA PALABRA
LA LITURGIA DE LA PALABRA
ORACION INICIAL:
Entronización de los Evangelios. Procesión con cada
uno de los Evangelios abierto en su inicio y acompañado de una veladora,
mientras se canta: "Es fuerte tu Palabra". Se lee el inicio de cada
Evangelio, y a la lectura sigue una pequeña explicación de las características
de dicho Evangelio (y la razón de los cuatro seres vivientes que los
representan): Mateo 1,1-2.16; Marcos 1,1-5; Lucas 1,1-4.8-12; Juan 1,1-5.14.
PRIMERO VEAMOS
¿Recuerdan cómo era la Misa antes del Concilio
Vaticano II? ¿Qué importancia se daba a la Palabra de Dios? ¿Qué textos
bíblicos se leían? ¿Qué diferencias notamos ahora?
Antes de la reforma litúrgica del Vaticano II, era
muy pobre: sólo Epístola, textos breves, en latín, repetidos.
Incluso no se sentía parte de la Misa: se le
llamaba "antemisa" o "parte didáctica", como una mera
preparación; si alguien no estaba durante ella no por eso pecaba de haber
faltado al mandamiento de "oír Misa entera los domingos y fiestas de
guardar".
Se celebraba con un Misal plenario, donde el único
actor era el sacerdote, recitando una Palabra ininteligible.
El Concilio pidió abrir al pueblo los tesoros de la
Palabra de Dios, para alimentar su fe y evitar el riesgo de repetición con una
lectura más abundante, variada y selecta (SC 24, 35).
Ahora hemos restablecido las Lecturas del Antiguo
Testamento; se tiene una lectura semicontínua de todos los libros en sus
principales pasajes, los domingos se expresa el dinamismo AT-NT-Evangelio, hay
textos para las Misas especiales aunque se recomienda usarlos poco.
Los documentos repiten que es parte integral de la
celebración (aunque la mentalidad puede permanecer en el pasado), pues es
presencia eficaz de salvación.
AHORA PENSEMOS
Ver en grupitos o binas la OGMR y la OLM, para
buscar la estructura, partes y desarrollo de la Liturgia de la Palabra de la
Misa.
Se distribuyen en tres grupos para estudiar la OLM:
1. Elementos estáticos; 2. Lugar y objetos; 3. Oficios y ministerios.
Harán la exposición y entregarán trabajo escrito a
nivel equipo.
a) Elementos estáticos de la Liturgia de la
Palabra.
1. Lecturas
bíblicas. OLM 11-18; OGMR 33-34. Es el elemento
constitutivo por excelencia, que no puede ser sustituido por nada. Cristo el
Señor está presente en su palabra con su ser eterno y con su realidad histórica
desde la Encarnación hasta la Pascua. Toda la escritura habla del Verbo
encarnado (Lucas 24,27; Juan 5,39).
2. Salmo responsorial. OLM 19-22; OGMR 36. Psalmós = canto
poético acompañado de instrumentos (psalterion). Es una plegaria poética, que
es Palabra de Dios, con la cual le respondemos a su mensaje. No se puede
sustituir por un canto. Tiene su ministro propio que es el salmista. De suyo no
es un texto para leerse: fórmula salmódica, salmo musicalizado, declamación con
arpegios. La forma ordinaria es responsorial, aunque podría ocasionalmente
hacerse directo. Isaías 55,10-11.
3. Evangelio. OLM 23 y OGMR 35. Cristo resucitado
se hace presente para hablar a su Iglesia reunida en su nombre, a fin de
edificarla al servicio del mundo y como testigos. Jamás podrá ser sustituido.
Se rodea de gestos de veneración porque es el mismo Cristo: procesión con el
evangeliario y canto del aleluya, saludo, signación, incensación, beso al
libro.
4. Homilía. OLM 24-27; PO 4; IOe 54. Es parte de la
Liturgia (SC 52). Obligatoria los domingos y fiestas (CIC 767). Es un acto
sacramental que es parte de la celebración eucarística y corresponde a la
función presidencial (de maestro auténtico de la fe). Sirve de puente entre la
Palabra proclamada, la Palabra celebrada y la Palabra vivida. Relaciona un
aspecto de la Palabra con un aspecto de la celebración y las necesidades de los
escuchas. No es una conferencia, ni un sermón temático, ni un panegírico, ni
una catequesis o exhortación moral; sugiere una conversación familiar y
predicación litúrgica como monición más completa para vivir el Misterio. Si se
hace desde el ambón subraya su conexión con la Palabra (OGMR 272); si se hace
desde la sede subraya su carácter presidencial y jerárquico (OGMR 271). Ni muy
larga, ni muy corta; tomar en cuenta las condiciones de los presentes (OT 48).
5. Profesión de fe. OLM 29; OGMR 43-44.
6. Oración universal o de
los fieles. OLM 29; OGMR 45-47.
7. Silencio sagrado. OLM 28; OGMR 23; SC 30.
b) Elementos dinámicos de la Liturgia de la
Palabra.
1. Diálogo entre Dios y
su pueblo.
Dios habla a su pueblo, y el pueblo responde con en
canto y la oración" (SC 33). El anuncio se convierte en experiencia viva.
Existe una intercomunicación entre Dios y el hombre en Cristo. Toda celebración
comporta la proclamación-escucha-respuesta de la misma Palabra. La liturgia es
un diálogo ininterrumpido entre la palabra, y el hombre llamado a ser un eco de
esta misma Palabra divina en el culto y en la vida diaria.
2. Renovación de la
Alianza.
En la liturgia se actúa la Nueva Alianza. Dios
convoca por la Palabra a su pueblo en asamblea y le anuncia la divina Alianza;
y la Alianza nueva y eterna se realiza en la Eucaristía, representada en signos
sacramentales. La mediación sacerdotal de Cristo se ejerce. Es un encuentro
personal y vivo entre Cristo salvador y su amada Esposa la Iglesia asociada al
coloquio eterno del Verbo (SC 83). Al pueblo congregado, como a la asamblea del
desierto, Dios le invita a escuchar su voz (Salmo 94,8; Hebreos 4,7; Marcos
9,7), para que ofrezca el sacrificio de alabanza.
3. Convocación de la
Iglesia.
El pueblo de Dios se reúne mediante la Palabra del
Dios vivo (PO 4; LG 26). Con la asistencia del Espíritu Santo, la Palabra se
acoge, medita, transmite fielmente, a través de la variedad de ministerios
eclesiales. Sin la palabra, la Iglesia no puede subsistir (DV 23).
c) Lugar y objetos.
1. El ambón. OGMR 272; OLM 32-34. No es un simple
mueble, sino un espacio celebrativo, de la calidad del altar y de la sede
presidencial. Es un signo vivo del alimento de la Palabra, de la congregación
de la asamblea en torno a ella, y de Cristo-Palabra.
2. El Leccionario. OLM 60; 35-37. La Iglesia dispone las
riquezas de la Biblia de modo inteligente, según sensibilidad y tradición. El
Leccionario es el modo normal y habitual que tiene la Iglesia para leer
eclesialmente la Palabra de Dios del Libro de la Escritura (DV 25), como lo
hizo Jesús en Nazaret y en la Cena. El libro es el signo de la Palabra. Por eso
se le rinde veneración litúrgica, como lo hace con el Cuerpo de Cristo (DV 21).
SC 51 pidió que lo elaboraran peritos en exégesis, liturgia, catequesis y
pastoral. Está el ciclo dominical ferial de lectura continua; y hay lecturas
temáticas. Es indigno leer de libritos, hojitas sacadas de la bolsa.
3. Evangeliario. OLM 36. Es icono de la Palabra que es
Cristo. Como el volumen de la Torá era símbolo de la presencia de Yahveh.
Origen: Misa papal, siglo VII.
LUEGO ACTUEMOS:
Plenario.
ORACION FINAL
Escoger y explicar un letrero (pueden ayudar las
citas bíblicas), y hacer una oración sobre el tema: Palabra activa (Zacarías
1,6; Salmo 33,9); Palabra dinámica (Jeremías 1,12; Números 23,19); Palabra
transformadora (Isaías 55,10-11; Proverbios 16,20); Diálogo de Dios con su
pueblo (Exodo 19,7; Hebreos 4,12); Palabra poderosa (Salmo 148,5; 2 Corintios
6,7; Isaías 44,27); Palabra que exige decisión (Deuteronomio 6,6; Santiago
1,22); Jesucristo, Palabra del Padre (Juan 1,14; Lucas 24,32); Palabra actuada
por el Espíritu (Juan 16,12-13; 14,15-17.25-26; 15,26 - 16,15).
LITURGIA TEMA 8: EL LECCIONARIO
TEMA 8:
EL LECCIONARIO
EL LECCIONARIO
ORACION INICIAL:
Se coloca la Biblia, el Evangeliario, y los tres
tomos del Leccionario; se pone incienso en un pebetero, y se canta.
Hebreos 4,12-13; Juan 5,24; 10,27; Romanos 10,17.
Comentarios libres ¿qué nos dice este momento?
PRIMERO VEAMOS:
Ir a la sacristía a hojear los 3 tomos del
Leccionario, el Evangeliario. La edición del Leccionario para México son tres
tomos:
Tomo I: De Adviento hasta Pentecostés inclusive
(Adviento, Navidad, Tiempo ordinario semanas I-IX, Cuaresma y Pascua). En la
primera parte trae los domingos por ciclos; la segunda parte, las ferias; y al
final las fiestas.
Tomo II: El resto del Tiempo Ordinario (del lunes después
de Pentecostés hasta el sábado antes del I domingo de Adviento). Igual, en la
primera parte trae los domingos por ciclos; en la segunda, las ferias, con su
doble ciclo de primera Lectura; y al final las fiestas.
Tomo III: Lecturas temáticas para fiestas, Misas Rituales
(de sacramentos), Misas por diversas necesidades, Misas votivas (de devoción) y
Misas de difuntos. Trae primero los esquemas, y luego un florilegio de Lecturas
correspondiente a los esquemas.
AHORA PENSEMOS:
Criterios que guiaron la
composición del Leccionario:
a) Concordancia temática: el Evangelio constituya
el cumplimiento de las antiguas promesas (AT) y el mensaje inspirador de la
vida y de la misión de la Iglesia. Es evidente sobre todo los domingos de
tiempos fuertes y las solemnidades. OLM 65-67.
b) Lectura semicontínua: los fieles puedan escuchar
el Evangelio completo a lo largo de los domingos, y en las ferias del tiempo
ordinario los escritos del AT y NT. OLM 69.
c) Tematización ocasional. Mayor conocimiento de la
Escritura y vivencia del Misterio Pascual de Cristo en una circunstancia
concreta. Restituye su esplendor celebrativo y simbólico a la proclamación
litúrgica de la Palabra de Dios. Es Palabra que Dios dirige hoy al ser humano
para que sea iluminado y salvado. OLM 70-72.
d) Comunicación humana. Entrar de modo vital en el
lenguaje de la Sagrada Escritura y en plan de salvación. Supone escucha,
comprensión, amplificación, lectura clara, competencias técnicas.
Criterios para la
selección de textos: OLM
78-84.
Los domingos y fiestas tienen tres lecturas: AT
(Palabra profética); NT (Palabra apostólica) y Evangelio (Palabra evangélica).
Los domingos están en un ciclo de 3 años; entre semana en años pares e impares
para la primera lectura. Así conocemos la Palabra de Dios a lo largo del año
litúrgico.
a) Leccionario dominical. El año de cada ciclo se
rige por el Evangelio que se proclama: año A el Evangelio de Mateo, año B el de
Marcos; año C Lucas. Juan se lee en Cuaresma y Pascua, y el capítulo 6 en ciclo
B.
b) Leccionario semanal. En el tiempo ordinario, la
primera lectura es del AT o Cartas y Apocalipsis; en tiempo pascual de Hechos;
tiene un ciclo de 2 años (año par y año impar), salvo Adviento, Navidad,
Cuaresma y Pascua que no varían. El Evangelio se distribuye en un ciclo que se
repite cada año.
c) Leccionario para misas de los santos, por
diversas necesidades y votivas. Hay textos propios para algunas solemnidades,
fiestas y memorias; hay un fondo de texto para las misas de sacramentos y por
diversas necesidades. Se elijan por razones pastorales, buscando el bien de los
fieles, de acuerdo con los participantes, y sin detrimento del ciclo ordinario
de Lecturas, sobre todo dominical.
Criterios de organización.
a) Tiempo de Adviento.
Los domingos el Evangelio marca la pauta,
presentando la segunda venida de Cristo (I), Juan Bautista (II-III) y María
(IV). Isaías profetiza sobre los tiempos mesiánicos. El apóstol exhorta a vivir
la esperanza.
Las ferias tienen dos períodos: del inicio del
tiempo hasta el 16 de diciembre inclusive (lectura semicontínua de Isaías, y Evangelio
acorde; desde jueves II Evangelio del Bautista); y del 17 al 24 de diciembre
(Evangelios de la Infancia, y profecías mesiánicas notables).
b) Tiempo de Navidad.
Solemnidades, fiestas y domingos. La Vigilia y las
tres Misas de Navidad, así como Epifanía y Bautismo del Señor, se tomaron las
lecturas de la tradición romana. El domingo de la Sagrada Familia combina
virtudes familiares e infancia de Jesús. La octava de Navidad se habla de María
madre de Dios y el nombre de Jesús. Domingo II: la Encarnación.
Ferias. El 27 diciembre inicia lectura semicontinua
de 1 Juan. Los Evangelios hablan de las manifestaciones del Señor.
b) Tiempo de Cuaresma.
Evangelios de los domingos: tentaciones de Jesús
(I); transfiguración (II). Ciclo A y catecumenado: samaritana, ciego de
nacimiento y Lázaro. Ciclo B: glorificación de Cristo por la cruz y
resurrección. Ciclo C: conversión. Domingo de Ramos: entrada de Jesús en
Jerusalén para la procesión, y Pasión y muerte para la Misa. Las primeras
lecturas se refieren a la historia de la salvación.
En las ferias, el Evangelio concuerda con la
primera lectura, presentando los temas de la cuaresma y su espiritualidad. Del
lunes IV, lectura semicontinua de Juan. Primeros días de la semana santa:
cánticos del Siervo. Misa crismal: mesianismo de Jesús y continuación en la
Iglesia por los sacramentos.
c) Triduo Pascual.
Jueves santo: Pascua del éxodo; Pascua eucarística;
lavatorio de los pies. Viernes santo: Siervo doliente, ofrenda sacerdotal,
Pasión según Juan. Vigilia Pascual: maravillas de la historia de la salvación
(1-7); Bautismo; Resurrección. Misa de Pascua: sepulcro vacío; por la tarde,
discípulo de Emaús.
d) Cincuentena Pascual.
Los domingos nos hablan de las apariciones del
Resucitado (I-III), el buen Pastor (IV), discursos de la Cena y oración
sacerdotal (V-VII). Primera Lectura: selección de Hechos de los Apóstoles.
Segunda: 1 Pedro (ciclo A), 1 Juan (B), Apocalipsis (C).
En las ferias hay lectura semicontinua de Hechos.
La octava de Pascua se leen las apariciones del Resucitado. Los demás
Evangelios: lectura semicontinua de Juan (sobre todo discursos de la Cena).
La Ascención ilustra el Misterio. La Vigilia de
Pentecostés presenta cuatro textos optativos para la primera lectura, y la
promesa del Espíritu. Pentecostés es la efusión pascual del Espíritu; tiene
otros textos optativos.
e) Tiempo Ordinario.
Los domingos, tras obertura de Bodas de Caná u otra
Epifanía, hay una lectura semicontinua de los sinópticos (A=Mateo; B=Marcos;
C=Lucas). Tras la Epifanía: inicios de la predicación. Al final del tiempo:
regreso glorioso del Señor. En ciclo B: Discurso del Pan de Vida (XVI-XX). La
primera lectura se eligió en referencia al Evangelio, para manifestar la unidad
de los dos Testamentos. Los títulos nos señalan la relación temática existente
entre las lecturas. Contienen las páginas más importantes del Antiguo
Testamento. En la segunda lectura se hace lectura semicontinua de las cartas de
Pablo y Santiago. Al inicio de cada ciclo: 1 Corintios. Hebreos se distribuye
en ciclo B y C. Las solemnidades del Señor ilustran este misterio (Trinidad,
Cuerpo-Sangre de Cristo, Sagrado Corazón, Cristo rey).
En las ferias se comienza leyendo a Marcos (semana
I-IX); enseguida Mateo (X-XXI); y finalmente Lucas (XXII-XXXIV). La primera
lectura alterna textos del AT y del NT en periodos diversos según el tamaño de
los libros. Permite captar el sentido esencial de cada Epístola; y las
características de cada libro del AT. Sólo se dejaron fuera de lectura
semicontinua Abdías, Sofonías, Cantar, Esther, Judit. Al final del año se lee
Daniel y Apocalipsis.
LUEGO ACTUEMOS:
El Leccionario es un buen libro:
- Escuela de educación permanente de la comunidad
en el discernimiento de la voluntad de Dios.
- Instrumento de comunicación entre Dios y el
pueblo, creador de un lenguaje común entre los cristianos.
- Guia para las decisiones de la vida.
- Maestro que enseña, instrumento del Espíritu
Santo.
- Amigo que comparte las experiencias vividas por
los personajes de la historia de la salvación.
- Fuente de aprendizaje del arte de vivir, creer y
salvarse.
- Material de renovación integral.
¿En qué se parece un buen libro a: una foto? el
teléfono? una ventana? un pasaporte? un amigo? una puerta?
Estudiar por grupos o binas: Distribución de las
Lecturas. Leer OLM 60-61.
Aparato de cada lectura:
a) Presentación del texto: Indicación del libro, con sus capítulos y
versículos. Al proclamarse se dirá: "Lectura del libro de..." o
"Lectura de la Carta a..." o "Lectura del santo Evangelio
según..." (y no: "Inicio de..." o "Continuación
de..."). Cuando son dos libros con el mismo nombre, se dice "Primer
libro" y "Segundo Libro" (Samuel, Reyes, Crónicas, Macabeos); o
"Primera Carta" y "Segunda Carta". Se enuncia
"Lamentaciones" sin mencionar a Jeremías; y "Carta a los
Hebreos" sin mencionar a Pablo. Se enuncia "Qohelet
(Eclesiastés)"; "Sirácide (Eclesiástico)".
b) Título: Una frase, generalmente tomada del mismo texto,
indica el tema principal de la lectura, o su relación con las otras lecturas.
Está en rojo, y no se lee al público, pues es una indicación para el lector.
c) Inicio: "En aquel tiempo", "En aquellos
días", "Hermanos", "Así dice el Señor"; a menos que en
el texto haya la suficiente indicación del tiempo y de las personas, o cuando
no resulta oportuno.
d) Aclamación final: El lector exclama "Palabra de Dios"
(para el Evangelio: "Palabra del Señor") y el pueblo responde con la
aclamación.
Preparar en los Leccionarios las lecturas de las
Misa de la Comunidad (las próximas, las fiestas, los sacramentos).
ORACION FINAL:
Marialis Cultus 12.
Expresar una súplica y besar el Evangeliario o
Leccionario.
LITURGIA TEMA 9: OFICIOS Y MINISTERIOS DE LA
PALABRA DE DIOS EN LA CELEBRACION LITURGICA
TEMA 9:
OFICIOS Y MINISTERIOS
DE LA PALABRA DE DIOS
EN LA CELEBRACION LITURGICA
OFICIOS Y MINISTERIOS
DE LA PALABRA DE DIOS
EN LA CELEBRACION LITURGICA
ORACION INICIAL
Mateo 10, 5-10. Canto: Hombres nuevos. Tomardos de
la mano alrededor de la Biblia o el Evangeliario. Letrero: Todos al servicio de
la Palabra; todos transformados por la Palabra.
PRIMERO VEAMOS:
¿Sólo el lector es ministro de la Palabra de Dios
en la celebración? ¿Qué relación podemos hallar a los demás ministerios y
servicios?
AHORA PENSEMOS:
Todos tienen en la asamblea una relación con la
Palabra de Dios. Sobre todo:
a) Presidente de la
asamblea. OLM 38-43. Escucha la Palabra; la
proclama; y facilita su asimilación. Momento cumbre: homilía.
b) Fieles: OLM 44-48. Reciben la palabra, la
responden con fe, la oran. Papel importante: salmo responsorial, profesión de
fe, oración universal.
c) Lectores. OLM 49-55. Es el ministro litúrgico de la
proclamación de la Palabra de Dios en la celebración. Presta su voz para que el
Señor hable a su pueblo. Es un profeta, el porta-Palabra que posibilita que
Dios se haga presente en su asamblea. Es el intermediario entre Dios que habla
y el pueblo que recibe su mensaje de salvación por la fe y la conversión.
Es un verdadero ministerio, no un servicio
ocasional. Supone vida de servicio a la comunidad en la proclamación de la
Palabra (evangelizador, catequista, orientador bíblico, educador religioso,
consejero). Requiere una preparación bíblica, litúrgica, técnica y espiritual.
Cuatro pasos en Ezequiel 3,27.
Está al servicio de la Palabra. No sólo lee bien,
sino puede encuadrar el texto en la Biblia y en la Historia de la salvación, y transmitir
una espiritualidad bíblica, en el marco de la liturgia y de la nueva
evangelización.
Su oficio litúrgico es la proclamación de las
Lecturas bíblicas en la asamblea litúrgica. De ahí se deriva que cuide la
preparación de los fieles para su comprensión y los eduque en la fe.
d) Salmista. OLM 56;
e) Diácono. OLM
f) Monitor o comentador. OLM 57.
LUEGO ACTUEMOS:
¿Cómo vemos la actuación de cada uno de los
actores? ¿qué sugerencias damos para mejorar su función? ¿qué actitudes o
comportamientos deberían quitarse?
ORACION FINAL:
Ante un icono de Cristo, cada
uno va expresando en voz alta su sentimiento por ser llamado a transmitir la
Palabra, y pide perdón por sus fallas en la realización de esta misión.
Encienden una luz y terminan con el Padre nuestro.
LITURGIA TEMA 10: EL LECTOR
TEMA 10:
EL LECTOR
EL LECTOR
ORACION INICIAL:
Se pone en letrero grande el siguiente texto
bíblico:
"Cuando Yo te hable,
abriré tu boca,
y tú les dirás:
Así dice el Señor".
En el texto visto hallamos los elementos de un
lector, que es continuación de un profeta, el mediador del diálogo entre Dios y
su pueblo, el último eslabón de los profetas y apóstoles.:
1) "Cuando Yo te hable": Dios le llama,
le habla, él escucha a Dios, sabe que el mensaje es para él en primer lugar,
está atento.
2) "Abriré tu boca": Dios le abre la
boca, le quita resistencias, le va capacitando, no es mero instrumento muerto,
sino un convencido que no puede callar lo que ha experimentado, pone en juego
todas sus capacidades.
3) "Tú les dirás": Habla al pueblo de
Dios, con palabras, con gestos, con acciones. Desarrolla una comunicación
efectiva, con todas sus técnicas, para dar un mensaje y suscitar una respuesta.
4) "Así dice el Señor": No habla en
nombre propio, sino del Señor; no se presenta a sí mismo, sino al Señor; no
conquista para sí o para un grupo, sino para el Señor. Es servidor y no dueño
de la Palabra.
¿Qué nos dice ésto?
Repetir la frase para sí mismo. Luego decírsela al
vecino. Finalmente a su grupo. Comentar su experiencia de comunicación de un
mensaje. Y hacer oración espontánea.
PRIMERO VEAMOS:
¿Qué significa leer? ¿Qué diferencia habrá entre
leer en público una obra literaria cualquiera y leer la Palabra de Dios? ¿Qué
diferencia hay entre leer un informe público y proclamar la Palabra de Dios en
la asamblea litúrgica? ¿Supone alguna diferencia en la forma de leer? ¿Qué
relación hay entre leer y escuchar? ¿Cuál es la diferencia entre oír y
escuchar?
Leer es dar vida a un texto; dar voz a un autor;
decir un mensaje vivo, que produce apelación, crisis, comunicación. Comunica
espíritu, da vida a la palabra, da expresión; no es letra neutra, ni teatro.
Leer la Palabra de Dios no es una mera fuente de
enseñanza, ni evocación de hechos pasados, ni una fase preparatoria de la
liturgia. Es presencia eficaz del Misterio de salvación.
Ser lector es un servicio a la Palabra de Dios. No
sustituye a Dios, sino le sirve.
AHORA PENSEMOS:
En el siglo II San justino afirma que en la
asamblea dominical "se hace la lectura de las Memorias de los Apóstoles y
de los escritos de los profetas, mientras el tiempo lo permite. Cuando el
lector ha terminado, el que preside dirige la palabra para amonestar y exhortar
a la imitación de aquellos buenos ejemplos" (Apología I, 67).
La Iglesia continuaba así el uso de las sinagogas
judías (cf. Lucas 4,16-22). De ser un servicio práctico, pronto llegó a ser un
ministerio estable. Ya el papa Cornelio en 251 en su carta a Flavio de
Antioquía menciona entre los grados de la jerarquía eclesiástica de Roma a los
lectores (Ep. ad Fabianum: Eusebio, Hist. eccl 6,33).
San Cipriano (siglo III) nos dice que se inaugura
por una específica bendición del obispo que parece una ordenación (Ep 29). La
"Tradición Apostólica" de San Hipólito (215) nos describe el
ministerio y su rito litúrgico de inicio, común en oriente y occidente:
"el lector es constituido por el hecho de que el obispo le hace entrega
del Libro, ya que el lector no recibe rito de ordenación" (c.12).
En tiempos de San Gregorio Magno ya recibían una
verdadera ordenación. Dice el Ordo Romanus 35 que si un padre de familia
destina a uno de sus hijos al lectorado, comience por darle la instrucción
suficiente, y luego lo proponga al papa para la ordenación; el papa le señala
un día para que haga la lectura pública en la vigilia de la noche a fin de que
se puedan evaluar sus capacidades; si el juicio es positivo, el papa bendice al
muchacho y con el rito propio en la celebración de la comunidad lo constituye lector.
Se confería a jóvenes y adolescentes en razón de su
voz fuerte y clara, por su flexibilidad para mejorar, y porque aún no afecta su
sencillez el respeto humano, el miedo o las experiencias negativas, lo cual
hace que expresen el texto en el tono justo, y para abrir espacios de
participación a los jóvenes.
Tenían una escuela de preparación, estudio y
espiritualidad. En general, casi conocían de memoria toda la Biblia, eran los
custodios de los Libros sagrados y de los archivos en que se conservaban, eran
los catequistas particulares de los catecúmenos, y muchas veces los escribanos
de los obispos. Dice el Ambrosiaster: "Los lectores pueden ser
considerados pastores, pues nutren al pueblo de Dios que escucha".
Con el tiempo, el Evangelio se reservó al diácono o
al presbítero, la epístola al subdiácono, y los lectores salieron sobrando en
las misas privadas, quedando sólo como una función nominal y un grado inferior
de la jerarquía reservado a los candidatos al presbiterado y conferido como una
etapa hacia el sacerdocio ministerial.
Vamos a buscar en los documentos oficiales de la
Iglesia lo que dice acerca de este ministerio (se distribuyen por grupos o
binas):
- Constitución del concilio Vaticano II
"Sacrosantum Concilium" sobre la Sagrada Liturgia (SC) números 24,
29, 35, 51, 56.
- Ordenación general del Misal Romano (OGMR,
edición 1975) números: 9, 34, 66-68, 148-152, 272.
- Documentos de la III Conferencia Episcopal
Latinoamericana (DP) números: 929, 946.
- Ordenación General de las Lecturas de la Misa
(OLM) números: 51-55.
- Motu Proprio de Pablo VI "Ministeria
Quaedam" (MQ) n. V.
Plenario.
Conclusiones:
La Iglesia confía el importante acto de proclamar
la Palabra de Dios a un ministro eclesial llamado lector.
Es un laico que sabe proclamar la Palabra de Dios,
con conocimiento y unción. Forma parte de la asamblea y de los actores de la
celebración, por tanto, está en el equipo de liturgia. Si los diversos sectores
de la comunidad están representados, aparece mejor el rostro de la comunidad.
Como todo actor de la celebración, debe promover la
participación consciente y activa. No es sólo una persona que hace el servicio
de leer un texto, sino es un ministro de la Iglesia, que anuncia la Palabra de
Dios en la comunidad, y por eso la proclama en la asamblea litúrgica. De
ordinario se elige a quien ya trabaja en la comunidad en la catequesis, el
consejo, la promoción bíblica, la evangelización, la defensa de la fe, etc.
Tiene el carisma de proclamar la Palabra ante la
asamblea reunida, con claridad y veneración, de modo que llegue
convenientemente a los oídos y el corazón de los presentes.
No basta la habilidad natural o adquirida de dar
vida a un texto al leerlo. En su vida diaria ha de ser testigo del texto que
proclama. Tiene amor a la Escritura y se prepara. Es maestro que alimenta y
sostiene la fe de los creyentes, iluminando las situaciones históricas y
concretas con la luz de la Palabra de Dios. Es contemplativo, dócil al Espíritu
Santo.
Por eso se le piden las siguientes capacidades:
a) Buena voluntad, humilde y generosa, en el deseo
de servir a Dios y a la comunidad.
b) Animado de amor a los hermanos y del aprecio de
una celebración devota y armoniosa. Eso le da paciencia, perseverancia y
convicción en el esfuerzo por prepararse mejor.
c) Aprecia la oración de la Iglesia, como búsqueda
de la voluntad de Dios y compromiso por realizarla.
d) Sentido de lo sagrado, del respeto reverencial a
Dios, del sentido del gesto y de la expresión de los signos, ya que la Iglesia
encuentra y expresa la presencia y acción de Dios a través de esas realidades
sensibles.
e) Comprender la Misa y vivir el Misterio Pascual.
LUEGO ACTUEMOS:
¿Qué diferencia hay entre un ministerio y un
servicio? Todo ministerio es un servicio, pero no todo servicio es ministerio.
El ministerio es un servicio en un área importante
de la misión de la Iglesia (anunciar la Palabra, celebrar el culto, organizar
la caridad, formar la comunidad), realizado de modo más o menos permanente (no
ocasional ni eventual), por parte de una persona que tiene la adecuada
cualificación y capacitación, y que ha recibido una encomienda pública por
parte de los responsables de la Iglesia con un compromiso de cierta
permanencia, conferida a través de un rito litúrgico, y que la comunidad
cristiana experimenta y reconoce.
El ministerio se ejerce en la vida ordinaria de la
comunidad; el servicio, en un acto concreto y pasajero. Lo mejor es que quien
ejerce el servicio en la celebración sea quien de ordinario ejerce el
ministerio en la vida de la comunidad.
Funciones del ministro lector en la comunidad:
1) Proclamación de las Lecturas en la asamblea
litúrgica. Para éso el obispo le entrega el Libro santo diciendo:
"Recibe el Libro de la Sagrada Escritura y transmite fielmente la Palabra
de Dios para que arraigue y crezca vigorosamente en el corazón de los
hombres". Supone la capacitación necesaria para la comunicación de un
mensaje, la consciencia de ser portador de la Palabra, profeta de quien Dios se
sirve para despertar la fe, y la posibilidad de hacer una buena monición que
ubique la Lectura en su contexto histórico, literario, litúrgico o espiritual.
Donde no hay sacerdote, puede presidir las Celebraciones de la Palabra.
Capacita a otros jóvenes para que sean lectores, primero como servicio y luego
como ministerio.
2) Organizar la evangelización y formación en la
fe de la comunidad. Cuida de la preparación de los fieles para que
comprendan la Palabra, aplica el Evangelio a las situaciones de vida, y educa a
la vida sacramental evangelizada. Sostiene, pues, iniciativas que apoyen la
formación en la fe de niños, adolescentes, jóvenes y adultos, ancianos y
enfermos, personas que se preparan a los sacramentos, agentes de religiosidad
popular, comunidades de escucha, grupos de evangelización, círculos bíblicos, visiteo
familiar, defensa de la fe, etc. Es un testigo, maestro y educador que orienta
y guia a los catequistas más jóvenes y coordina sus actividades. Se realiza en
plena comunión con los pastores.
Cada uno redacta una
solicitud en la cual pide ser admitido como Lector de su comunidad, indicando
sus compromisos y los apoyos que espera. Pueden pedir consejo a otros, o
discutir en grupos la conveniencia o los inconvenientes que haya.
ORACION FINAL:
Ante el crucifijo cada uno hace entrega de su
carta.
EXAMEN O EVALUACION:
Ubicar la Lectura en la celebración y el tiempo
litúrgico.
Tener sentido del Misterio celebrado.
Comprender y vivir el texto, y transmitir fiel y
eficazmente su contenido.
Conocer las celebraciones litúrgicas (Misa,
sacramentos, liturgia de las horas) y su estructura (ritos iniciales, Liturgia
de la Palabra, liturgia sacramental, ritos de conclusión).
Conocer los tiempos litúrgicos y su carácter
peculiar. Conocer el sentido de las fiestas del Señor, de María y de los
santos.
Saber la estructura y partes de la Liturgia de la
Palabra.
Conocer el Leccionario y saber manejarlo (saber el
ciclo dominical y semanal, la estructura del libro).
Realizar dignamente los movimientos litúrgicos
(inclinaciones, genuflexiones, signaciones, etc.).
Es un verdadero ministerio eclesial, y no sólo un
servicio ocasional. Supone vida de servicio a la comunidad en cuanto a la
evangelización.
Coordinarse con los demás actores de la
celebración, sobre todo el presidente de la asamblea y el animador. Participar
con los demás lectores en un curso.
En el marco de la liturgia y de la nueva
evangelización.
LITURGIA IV. PREPARACION TECNICA
TEMA 11: PREPARAR LA LECTURA
TEMA 11: PREPARAR LA LECTURA
IV. PREPARACION TECNICA
TEMA 11:
PREPARAR LA LECTURA
PREPARAR LA LECTURA
ORACION INICIAL:
Entre todos preparan un altar para la Palabra de
Dios, con todos los elementos que quieran y tengan a la mano. Al final se
preguntan: ¿Qué es más importante: preparar el altar externo, o preparar el
altar interno a la Palabra de Dios? ¿Cómo lo preparamos, en nosotros mismos, y
en los demás?
PRIMERO VEAMOS:
En general, la gente lee poco; sabe leer, pero sólo
lee cómics o los textos obligatorios de la escuela, muchas veces sin
entenderlos. Podemos leer por curiosidad, o para matar el tiempo, o para
aumentar la cultura, o para capacitarnos en el trabajo, o para resolver un
interrogante, o para discutir con el autor, o para servir a los demás. ¿Cuál
será la finalidad de leer la Palabra de Dios a la asamblea litúrgica?
¿Cuáles son los principales defectos que vemos en
los lectores? ¿Qué recomendaciones les haríamos? ¿Qué opinas de los que al
momento de las Lecturas dicen: "¿Alguien gusta pasar a leer?" ¿O de
quien está buscando la página, no tiene el micrófono encendido, o lee una
lectura correspondiente a otro día? ¿A qué se deben estas fallas?
AHORA PENSEMOS:
El texto debe ser preparado antes de la Misa. Sólo
así evitamos la improvisación, y ofrecemos a Dios nuestra voz para que salve
eficazmente a los oyentes.
Cuidar que sea la Lectura que nos propone el
Leccionario para este día. No tenemos derecho a sustituir las lecturas según
nuestros gustos o elecciones. Debemos tener gran fidelidad a los textos
previstos por la Iglesia.
Comprender el sentido del texto y conocer el
contexto de la celebración. Me lleno del mensaje que contiene el texto. ¿Qué
quiere Dios decirnos de sí mismo, de nosotros como comunidad, de nuestra vida
histórica, en esta celebración concreta?
No es fácil leer la Biblia a los demás. Supone que
vivimos previamente el texto, con actitud despejada, humilde y objetiva. El
lector es el primer destinatario de la Palabra.
Yo no soy el que se irrita, el que consuela, el que
exhorta, sino Dios. No puedo leer el texto de modo monótono e indiferente, sino
sintiéndome yo mismo interpelado y comprometido interiormente. Y presto mi voz
y mis labios al Señor; me dejo convertir en canal del diálogo de Dios con su
pueblo.
Pasos de una preparación
remota:
Leer el texto, entender su significado, conocer su
estructura, pronunciarlo en voz alta o a mediana voz.
Individuar su género literario: lírico, meditativo,
narrativo, doctrinal.
Buscar las palabras claves y hasta la frase más
importante para resaltarlas (con lápiz en el Misalito).
Leer el libro en voz alta, ante alguien que haga
observaciones (hay palabras que mentalmente se leen fácilmente, pero son
difíciles de pronunciar).
Técnicas de lectura:
Indicar las pausas (por ejemplo: / = pausa de un
segundo (coma, media frase); // = pausa de dos segundos (fin de frase, punto);
leyendo pausado y con silencios hace que el sonido llegue al cerebro y cobre
significado.
Hacer pausa antes de una palabra que se quiere
resaltar; o de un verbo de acción; o de una cantidad expresada en un número
grande; o de palabras de paso ("pues", "entonces",
"ahora").
Una lectura para una comunidad numerosa o un lugar
grande debe hacerse más lentamente, a causa de la distancia y del volumen,
aunque haya excelente sonorización.
Cuando hay mucho eco, debe leerse muy lentamente.
Cuando hay ruidos que distraen (campanas, trailers, puertas, niños, ambulancias),
interrumpir la lectura hasta que pueda escucharse.
Hablar en tono más alto al de la conversación
ordinaria, como cuando nos enojamos; y proyectar la voz lejos, hasta el más
lejano, como cuando llamamos a alguien; de eso va a depender el volumen.
Evitar la cantinela del alumno de primaria que
deletrea o del merolico que vende, para dar la debida entonación, sabiendo que
es interesante lo que anunciamos, evitando mantenerse en agudos o graves.
Vocalizar bien, pronunciando distintas las vocales
y sin omitir sílabas ni terminaciones.
Atención a la pronunciación de las "b",
"c" y las "p" que golpean el sonido como disparo; de las
"s" que silban; de las terminaciones "ado" que se
convierten en "ao", de los diptongos, etc.
Atender a los acentos para la pronunciación, pues
un cambio de acento puede cambiar la palabra. Con un lápiz en el misalito puede
señalarse el acento de la palabra que no se conoce bien, sobre todo nombre
propios.
Colocar el micrófono a la debida altura. No
soplarlo, sino buscarle el botón de encendido, dar un golpecito a la base para
asegurarse que funciona.
Leer del Leccionario, no del Misalito ni de la
hojita. El libro abierto en la página debida y bien asegurado.
Leer recto, apoyado sobre los dos pies, las manos
apoyadas sobre el atril. Preferible levantar el libro con una mano que estar
agachado.
Respirar lento, profundo, abdominalmente. Mira con
calma a la asamblea antes de iniciar, para tomar posesión del auditorio. Con un
dedo puede indicar dónde va leyendo, para mirar al público y no perderse.
Las indicaciones en color rojo son como las señales
de tráfico: el punto es la luz roja; la coma es la luz amarilla.
Conviene escuchar las indicaciones y correcciones
fraternas de otros.
LUEGO ACTUEMOS
Realizar por grupos o binas los siguientes
ejercicios:
- Leer un texto y luego cerrar el libro y decir su
contenido con sus propias palabras.
- Leer un texto con una pluma en la boca o un
cigarro, para mejorar la vocalización.
- Cantar un texto procurando que la voz salga desde
el estómago.
- Leer un texto bien, y luego, cambiarle las
vocales: primero pura "a", luego pura "e" y así
sucesivamente.
- Frente un espejo decir las vocales para ir viendo
la diferencia en el acomodo de la boca.
LITURGIA TEMA 12: LA PROCLAMACION DE LA PALABRA
TEMA 12:
LA PROCLAMACION DE LA PALABRA
LA PROCLAMACION DE LA PALABRA
ORACION INICIAL
Ponerse un gancho de ropa en la boca, o un pedazo
de cinta adhesiva, e invitarse a la alabanza. Leer OLM 7.
Se quitan el obstáculo y comentan ¿en qué ocasiones
somos anunciadores mudos? ¿qué nos lleva a éso?
PRIMERO VEAMOS
¿Qué significa proclamar? ¿Es lo mismo que leer en
voz alta? ¿para sí mismo?
AHORA PENSEMOS:
La palabra impresa es una palabra muerta. Pero el
lector le insufla vida, y se convierte en palabra viva. Proclamar significa:
anunciar a otros. No es un mero leer en voz alta, sino comunicar un mensaje
vivo que provoca una respuesta. No se trata de cumplir con leer, sino de
prolongar la acción de los profetas.
La proclamación consiste en anunciar algo a otros.
Exteriorizar una vivencia, una reflexión, un descubrimiento, una vida. Lo que
no se ha comprendido no se puede proclamar.
Supone un clima de escucha. Sólo el Espíritu Santo
penetra en nuestras profundidades, hace viva la Palabra, y nos hace proclamar a
Jesús como Señor.
Lugar:
El altar de la Palabra y lugar de la proclamación
de la Palabra de Dios es el ambón. Sirve exclusivamente para la proclamación de
la Palabra. Siempre desde el ambón y sólo desde él se hacen las Lecturas bíblicas
y salmos. El lector debe colocarse de modo que sea visto y oído por toda la
asamblea; no debe esconderlo el atril.
Conviene que los lectores tengan un lugar en el
presbiterio, o al menos cerca de él, delante de las bancas; y que en las Misas
solemnes entren en procesión con todos los ministros. Eso facilita su servicio
y reduce los desplazamientos; permite asociarse mejor a la celebración.
Postura:
La liturgia es comunicación en lenguaje total. El
oyente tiene oídos e inteligencia, pero también ojos, sensibilidad y tacto.
Interesa, por tanto, el aspecto externo de la comunicación.
Al terminar la oración colecta, los lectores y el
salmista pasan al centro del altar, hacen la debida reverencia, y pasan junto
al ambón, al cual van pasando a su debido tiempo de ejecutar su participación.
Se debe tomar el tiempo necesario para llegar a tiempo.
Con calma, sin precipitación, sube al ambón. Se
asegura que el Leccionario esté en la página correcta, el micrófono esté en
buena altura, y la asamblea esté sentada y atenta.
Se coloca bien: los dos pies en el suelo (no en uno
sólo, equilibrándose e inestable), los talones paralelos y levemente separados;
la punta de los pies como las agujas de un reloj marcando las 10:10 horas; las
dos manos sobre los bordes derecho e izquierdo del atril.
Al terminar de leer, cuando el pueblo dijo la
aclamación, hace reverencia, baja del ambón, y va junto a los otros lectores.
Una vez que todos terminaron su función, hacen nuevamente la debida reverencia
juntos, y pasan a su lugar dignamente.
Mirada:
Conviene, antes de comenzar la lectura, tomar
posesión del auditorio paseando la mirada a toda la asamblea, aunque sin mirar
a nadie en particular. Se abarca con la mirada a todos aquellos a quienes se va
a comunicar el mensaje, sobre todo a los que están más lejos, hasta el fondo
del templo o a los lados.
La mirada dura mientras se establece el silencio.
Se comienza a leer sólo hasta que hayan cesado los ruidos de bancas, hojas,
murmullos, etc.
No mira a cada rato a la asamblea, sino al final de
un párrafo, o tras una frase importante. Con un dedo señala el lugar donde va
la lectura, para no perderse. La verdadera comunicación en el acto de leer no
viene de la mirada, sino de la dicción perfecta con voz intensa y sostenida.
Respiración:
La respiración profunda, abdominal, y pausada,
ayuda a controlar los nervios y a pronunciar bien. Muchos leen mal porque no
saben respirar; o se cansan de la garganta, porque no saben respirar. Si
respiran desde la parte alta del pecho, sólo la cuarta parte de los pulmones se
llena de aire; al aliento es corto, la palabra es cortada, agravado por el
miedo o la emoción.
Voz:
Cada uno tiene su voz propia; más o menos bonita,
timbrada; pero hay que saber utilizarla y aprovecharla. También cada uno tiene
un registro propio, una extensión de la voz, un punto en el cual suena mejor la
voz. Se debe hablar alto y lento.
No una voz neutra, sino expresiva, clara, digna,
inteligente e inteligible. Hay que evitar una voz fingida, ampulosa, enfática,
que cae mal; y también un tono de voz que sólo se emplea para confidencias o
cuchicheos.
Durante la lectura, la voz sube y baja sin cesar.
No se puede proclamar todo un texto en tono igual y cansado, sino subrayando la
entonación del texto, con apenas sensibles acentos melódicos. La caída de la
voz al final de la frase debe ser siempre conclusiva. Las frases de un texto
pueden compararse a los arcos de un puente: cada uno de los arcos representa el
arranque, la cima y el final de la frase.
La voz humana puede matizar una inmensa diversidad
de sonidos, apenas perceptible, y posibilita una enorme novedad asequible a una
acústica perfecta. Por eso, la adecuada entonación del texto es una riqueza de
la lectura. El buen lector es un intérprete, en cuya boca el texto toma vida,
resucita.
Tono:
¿Cuál es el tono justo de una lectura bíblica?
Depende del género literario del texto. Y depende también del temperamento,
timbre de voz y personalidad del lector.
No es igual el tono de un poema, que de una
narración, de una exposición doctrinal, de un regaño, etc. Distinguimos cinco
grandes géneros literarios en los textos que corresponden a los lectores:
a) Relato histórico: tono sencillo, como el de un
testigo que cuenta simplemente los hechos que relata o un cronista radiofónico
de un evento. En estos textos se hallan frecuentes diálogos, donde intervienen
dos o más personajes; el que proclama debe cambiar tono según los personajes, y
hacer una pausa corta antes del cambio de tono.
b) Exhortación moral: tono más cariñoso, fraternal,
como quien aconseja; o a veces con firmeza, cuando se llama la atención de los
destinatarios.
c) Exposición dogmática o enseñanza doctrinal: tono
más bien de maestro que enseña, con claridad y precisión, sobrio, afirmativo.
d) Proclamación profética, himnos y doxologías o
alabanzas: tono solemne, sostenido, entusiasta, con un cierto calor en la voz,
como declamador, aunque evitando teatralidades.
e) Texto lírico, salmos y cánticos: tono más
elevado, lectura con cierta intensidad; atención a los puntos de exclamación; la
lectura se construye alrededor de una frase, no de una palabra.
En regla general, el tono de una lectura requiere
gran sobriedad de variación. Hay que evitar una modulación demasiado exagerada
de las frases.
Evitar bajar el tono al final de las frases. Al
contrario, subir un poco el tono al final evita que se pierdan las últimas
sílabas.
Velocidad:
La velocidad correcta se da cuando el lector tiene
la impresión de leer demasiado lento. Porque sus ojos van más rápido que los
oídos y la mente de los oyentes; y porque la amplitud del lugar debe ser
alcanzada con el sonido sin interferirse entre sí.
Es indispensable no temer las pausas de silencio
entre un párrafo y otro, una sección y otra, una frase y otra.
Dicción:
La comunicación no es sólo verbal, sino del tono de
voz, los gestos, el calor humano u hostilidad, la paz o intranquilidad. Con los
ojos damos una primera lectura, pero con voz baja damos una segunda.
Se exige una buena dicción, lentitud precisa,
pausas frecuentes, buena pronunciación, no comerse letras ni sílabas, no
cambiar palabras, sacar bien la voz, que se oigan los finales de las palabras y
frases, no bajar la voz. No leer rápido, pues se anula la Palabra de Dios con
precipitaciones.
Leer con naturalidad. Interpretar el texto. No
separar el sujeto del verbo, ni el adjetivo de su sustantivo. Se sabe destacar
la frase clave que es cumbre del texto, preparándola por una progresión de voz.
Proclama con una sola emisión de voz los grupos de palabras que forman una
unidad.
Aunque leer no es cantar, hay un ritmo en cada
rase, que debemos encontrar y asimilar. El miedo, la mala postura, la mala
respiración, lo impiden. El buen ritmo depende de: unir las palabras que deben
unirse; hacer las pausas donde se necesite; hacer suspenso sobre algunas sílabas;
acentuar las sílabas fuertes.
Pausas:
Se trata de repartir las palabras en unidades, de
tal manera que el sentido del texto sea accesible al oyente.
El lector está viendo los signos de puntuación,
pero el oyente no; debe descubrirlo por la forma de leer de aquel. Son signos
que van formando pequeñas unidades de palabras, y en la lectura pública van a
contribuir a transmitirlas al oyente con un sentido completo.
Es conveniente una pausa de silencio al terminar la
lectura, para que la Palabra asiente en nosotros, y el Espíritu Santo haga su
acción.
Reglas de una buena
proclamación:
Hablar pausadamente. No precipitarse, pues no se
trata de terminar pronto, sino de comunicar un mensaje. El oído es más lento
que la vista.
Tener en cuenta a las personas más lejanas.
Cerciorarse que están oyendo.
Emplear un tono más elevado que el timbre natural
de voz que tenemos.
Evitar un tono cantilante, monótono, de dejadez.
No estar agachados. Abrir la boca más de lo
habitual, y vocalizar bien aunque parezca que exagera.
Es importante la seguridad al empezar. Si al estar
leyendo nos equivocamos, nos detenemos, y volvemos a leer con calma la frase
correcta.
No enuncia "Primera Lectura", "Salmo
responsorial", "Segunda Lectura". Tampoco lee la frase clave
que viene en rojo, ni las indicaciones de cita.
Al terminar hace una pausa (3 segundos de
silencio), mira al pueblo, y, cambiando de tono, dice seguro y solemne:
"Palabra de Dios"; y se queda en el ambón mirando al pueblo hasta que
han respondido. No levanta el Leccionario; ni dice : "Esta es Palabra de
Dios".
Supone una presentación digna, que no distraiga, ni
ofenda a los presentes (evitando los dos extremos). Para anunciar algo digno, a
una comunidad que merece respeto, evitando lo que distraiga.
No sólo proclama para otros, sino vive la Palabra
para sí mismo.
SIETE CONSEJOS
PARA UN BUEN LECTOR
PARA UN BUEN LECTOR
1.- Leer la
lectura antes. Leerla para
entender bien el sentido, y ver que entonación se le va a dar a cada
frase. Conocer las palabras de dificil pronunciación.
2.- Al estar frente al
ambón, cuidar la postura del cuerpo, que se lea estando bien parados y
de forma natural.
3.- Situarse a una distancia adecuada
del micrófono para que se oiga bien. No empezar a leer hasta que el
micrófono este bien acomodado.
4.- Vocalizar. Esto es:
remarcar cada sílaba, mover los labios y la boca, no atropellarse, no bajar
el tono de voz en los finales de la frase.
5.- Mirar a la gente. Los ojos no han de
estar fijos todo el tiempo en el libro, sino que de vez en cuando hay que
levantarlos y dirigirlos con tranquilidad a los que nos escuchan. Eso crea
un clima de comunicación.
6.- Leer con la cabeza alta. La voz
resulta mas clara y el tono mas elevado. Así se puede mirar mas
fácilmente a la asamblea.
7.- Leer lentamente. El principal
defecto de los lectores es el nerviosismo. Esto trae como consecuencia de que
se lea aprisa y no se entienda.
Al llegar al ambón, respirar con tranquilidad
y empezar la lectura con tranquilidad. Y al terminar de leer, dejar una
pausa breve, para decir: Palabra de Dios. Escuchar desde el ambón la
respuesta del pueblo, y luego volver hacia su sitio.
LUEGO ACTUEMOS:
Leer ante todos, siguiendo las indicaciones
señaladas, y recibiendo al final las observaciones de los demás: Relato de la
Institución eucarística (1 Corintios 11,23-16); exhortación a la vida familiar
(Colosenses 3,12-21); exposición doctrinal del Cuerpo Místico (1 Corintios
12,3-13); proclamación profética de la promesa del Espíritu (Joel 3,1-5);
cánticos de liberación (Exodo 15; Apocalipsis 5,9-14; Colosenses 1).
ORACION FINAL:
Espontánea, sobre el tema leído,
vivencial.
LITURGIA TEMA 13: USO DEL SONIDO
TEMA 13:
USO DEL SONIDO
USO DEL SONIDO
ORACION
INICIAL:
Cada uno piensa un canto que resuma sus
sentimientos en este momento del curso. Por turnos lo van cantando, sea solos o
invitando a todos a cantarlo. Tratan de escucharlo, y pensar cómo el grupo
refuerza el contenido del canto.
PRIMERO VEAMOS:
¿Qué dificultades hemos tenido con el uso del
micrófono, de los aparatos de sonido y demás elementos técnicos? ¿Cuáles son
las fallas más comunes de los lectores en relación al sonido y micrófonos?
AHORA PENSEMOS:
Recomendaciones para el
uso de sonido:
(Leer y comentar las siguientes recomendaciones):
Cuando el lector sube a leer la lectura y el
micrófono le queda mas separado de lo normal, o muy arriba o muy abajo, el
monitor no acostumbre a resistir la tentación de acercarse mientras el otro
sigue leyendo y procura arreglarlo.
Cuando esto ocurre, la asamblea queda pendiente de
las manipulaciones del monitor y no consigue enterarse de lo que el lector
dice. Mientras que si el monitor hubiera
permanecido quieto, los fieles hubieran procurado hacer el esfuerzo de
prestar mas atención y habrían podido captar la lectura.
Por tanto, cuando el micrófono no esta bien
colocado, hay dos posibilidades:
1.- Que nadie se levante a arreglarlo, y la
gente ya hará el esfuerzo de seguir la lectura;
2.- que alguien vaya a arreglarlo, en cuyo
caso el lector parara la lectura y la reemprenderá cuando hayan terminado de
acomodar el micrófono.
Aunque, evidentemente, lo mejor es situar el
micrófono a la medida antes de empezar la lectura.
SABER UTILIZAR EL MICROFONO
1. Plano general (de 20 a 30 c)
Utilización: proclamación y conversación
2. Plano medio (de 15 a 20 cm).
hablar como si no hubiera micrófono; y como
se habla a un grupo de personas de forma natural; tono de voz natural
3. Plano próximo (de 5 a 10 cm)
no abusar de este plano.
LA QUEJA MAS COMUN: EL
NERVIOSISMO
Eres tú el único que puede vencer el miedo que hay
dentro de ti. Y solo lo lograras, haciendo lo que te da miedo hacer.
Ten presente que cada vez que te levantas a hablar
estas contribuyendo para que desaparezca ese miedo que hay en tí.
LUEGO ACTUEMOS:
Ejercicios prácticos del
uso de sonido:
Tratar de escucharse a sí mismo por el equipo de
sonido. Un volumen muy alto es una agresión y cansa.
Hay diferentes tipos de micrófonos: ambientales que
captan los ruidos del contorno o directos que sólo captan el sonido que les
llega directo; algunos casi se usan pegados a la boca, mientras que otros sólo
se distingue la voz a cierta distancia.
Ensayar en voz baja, voz alta, distintas
distancias, para hallar la debida posición.
El sonido no corrige los defectos de pronunciación,
sólo los amplifica. Lo mejor es articular bien.
Ser discreto al cantar, pues el micrófono amplifica
lo desentonado e impide que quien canta se entere.
Cuando la asamblea es pequeña, preferible
prescindir del sonido.
ORACION:
Oran unos por otros para un mejor uso
del sonido
LITURGIA TEMA 14: OTROS SERVICIOS DEL LECTOR
TEMA 14:
OTROS SERVICIOS DEL LECTOR
OTROS SERVICIOS DEL LECTOR
PRIMERO VEAMOS:
Los que llevan más tiempo desempeñando la función
de lectores comunican a los demás sus principales vivencias, sorpresas y
equivocaciones, y las pistas de formación que necesitan.
AHORA PENSEMOS:
OTROS SERVICIOS DEL
LECTOR:
1. Decir las moniciones:
Antes de la reforma litúrgica, las moniciones
ofrecían un resumen de lo que el celebrante diría en latín que el pueblo no
comprendía.
Ahora, las moniciones deben perseguir el
logro de una mayor vivencia personal de las lecturas que hoy, el pueblo
ya comprende por su sola proclamación.
No se trata de resumir la lectura, ni de
explicarla. Eso produce que el fiel ya no escuche lo que ya sabe. Se trata de
despertarle el apetito para que escuche.
Para invitar al pueblo a una escucha atenta y
contemplativa de las lecturas bíblicas resultaría más eficaz una auténtica
proclamación de la Palabra que multiplicar moniciones.
Si se quiere ambientar la proclamación de la
Palabra de Dios con alguna «monición», conviene tener en cuenta estas tres
observaciones:
a) Fórmulas bien preparadas que presenten el
contexto histórico, literario o existencial del texto que va a leerse.
b) Que la monición no se haga siempre, ni tampoco
para todas y cada una de las lecturas.
c) Que la monición tienda a crear un cierto
«suspenso» frente a la lectura, invitando con ello al interés por escuchar el
texto.
ESPINA DORSAL DE LA MONICION
Unas moniciones bien hechas, influirán con el
tiempo en que se vaya asumiendo progresivamente el contenido objetivo de
la misma Revelación y ayudarán a que se descubra y se viva en la plegaria lo
que el mismo Dios ha querido anunciar a su pueblo.
Por ejemplo, una monición para la segunda lectura
de la Cena del Señor (1 Co 11, 24-26): « En esta noche, en que estamos
celebrando el «nacimiento» de la Eucaristía, el lector va a proclamar el más
antiguo texto cristiano sobre la institución de este misterio».
Son un elemento auxiliar de la liturgia de la
Palabra, destinado a facilitar la captación mejor de las lecturas, a suscitar
los sentimientos con que es necesario unirse a las palabras del salmo, a unir
los diversos elementos.
Las moniciones no las debe leer el mismo lector,
pues perdería relieve la lectura. Normalmente las hace un monitor dedicado
expresamente a ello. O el mismo presidente, como «conductor de la celebración»,
evitando que su palabra parezca mas importante que la misma lectura.
Las moniciones de las lecturas han de ser
sugerentes, han de «abrir el apetito» respecto a lo que oirá a continuación. No
han de ser, pues, ni un resumen de lo que a continuación se leerá ni una
pequeña homilía.
Deben ser muy breves; si se alargan convierten la
liturgia de la Palabra en un inacabable sermón con textos escriturísticos
intercalados.
En lecturas que tienen alguna dificultad de
comprensión, la monición puede ofrecer alguna explicación que ayude a entenderla
mejor (sin pretender explicarla toda): una palabra, un uso, un gesto, un
personaje, un nombre, etc.
La monición del salmo quiere ayudar a
despertar los sentimientos de oración que el salmo contiene, vinculados
normalmente con la primera lectura.
La monición del Evangelio (que se leerá, si
se juzga oportuno hacerla, antes del aleluya o la aclamación cuaresmal, no
después) tiene el objetivo de disponer a los oyentes a acoger aquella Palabra
que hace resonar especialmente la voz de Jesucristo en medio de la asamblea.
Según el tipo de lecturas y de asistentes,
las moniciones podrán ser sólo una al principio, o una para cada lectura
y el salmo, o sólo para las dos primeras lecturas, o ninguna.
Si se emplean moniciones preelaboradas por
otros equipos de liturgia, o de otras publicaciones semejantes, es necesario
leerlas previamente y escoger si se leen todas o solo algunas, o si se
tienen que adaptar.
También, en determinadas ocasiones (por ejemplo,
al empezar el Adviento o la Cuaresma, o la lectura semicontinua de un
determinado Libro), puede ser útil que el presidente inicie la
Liturgia de la Palabra invitando a una especial atención a las lecturas durante
aquel tiempo; después de esta introducción, el monitor introduce a la
primera lectura y se sigue como de costumbre.
Siempre que se tengan moniciones en cualquier
celebración, conviene que el monitor avise al celebrante para que
se pongan de acuerdo, o se tengan algunas modificaciones, para que la
celebración se realice con dignidad.
La monición final, que no parece normalmente muy
necesaria, debería ser en todo caso muy breve y cordial («feliz domingo a
todos»), y no un resumen de las ideas de la homilía, sino del tema central o
del compromiso sugerido.
CUALIDADES DE LA BUENA MONICION
Dice el Concilio: «... breves, apropiadas,
sencillas, fieles al texto, preparadas minuciosamente y adaptadas al matiz
propio del texto al que deben introducir..» «... explicaciones y moniciones
oportunas, claras, diáfanas por su sobriedad, cuidadosamente
preparadas, normalmente escritas y aprobadas con anterioridad por el
celebrante...»
BREVES: Todos tenemos experiencia de cómo unas
intervenciones largas dan al conjunto de la celebración un tono pesado y
aburrido.
SENCILLAS: Se trata de ayudar a captar mejor
el contenido de los ritos o de las lecturas. Eso no se logra con frases
largas, queriendo decirlo todo.
FIELES AL TEXTO: Cada pasaje tiene su propio tono y
cada gesto ritual su finalidad: la monición debe ayudar a escuchar la
lectura desde la actitud justa (sin manipular su interpretación) y a realizar
el gesto simbólico (como el gesto de la paz) exactamente dentro de su identidad
y finalidad.
DISCRETAS: En numero (no hace falta que se hagan
todas las posibles, sino las que parezcan mas convenientes, y no siempre las
mismas).
PEDAGOGICAS: Las moniciones se espera que
sean pedagógicas, o sea, que produzcan con sus palabras y sugerencias el
efecto deseado: despertar el interés por la lectura, o suscitar la
actitud interna desde la que cantar un canto o realizar un gesto.
PREPARADAS: Todo esto supone que estén bien
preparadas. Normalmente por escrito y en coordinación con el presidente:
es importante que haya confluencia de direcciones entre el presidente con
su homilía, el que hace las moniciones y el que escoge y dirige los cantos.
Todos tienen una única finalidad: ayudar a
que la comunidad escuche y cante y celebre mejor. Si en vez de unir,
dispersan la atención, se les distrae mas a los fieles que ayudarles.
PISTAS SENCILLAS SOBRE EL MODO DE HACER LAS MONICIONES:
* Es conveniente que las moniciones de una
celebración las diga la misma persona: para dar unidad al conjunto.
* El que proclama la lectura no debe ser el
que también dice la monición: es mejor distinguir claramente lo que es «palabra
nuestra», mas o menos explicativa, y lo que es «Palabra de Dios».
* Las moniciones no se tienen que hacer desde’ el
ambón. La razón es sencilla: el ambón se reserva a la proclamación de la
palabra revelada; por tanto, habrá que establecer otro lugar desde donde se pro
clamen las moniciones.
* Las moniciones es mejor «decirlas», aunque estén
escritas. Aunque también es cierto, que hay algunas personas que saben muy bien
«decir» aunque estén «leyendo». La monición pide una comunicación
especial con la asamblea.
2. Decir las intenciones de la Oración Universal o
de los fieles.
"En la oración universal u
oración de los fieles, el pueblo ejercitando su oficio sacerdotal,
ruega por todos los hombres .
Conviene que esta oración se haga
normalmente en las Misas a las que asiste el pueblo, de modo que se
eleven súplicas por la Santa Iglesia, por los gobernantes, por
todos los necesitados y por todos los hombres y la salvación de todo el
mundo.
El orden de estas intenciones sera generalmente:
* Por las necesidades de la Iglesia.
* Por los que gobiernan el Estado y por las
salvación del mundo.
* Por los oprimidos bajo determinadas dificultades.
* Por la comunidad local.
Sin embargo, en alguna
celebración particular, como en la Confirmación, Matrimonio
o Funerales, el orden de las intenciones puede
amoldarse mejor a la ocasión.
Toca al sacerdote celebrante
dirigir estas suplicas, invitar a los fieles
a la oración con una breve monición y concluir las
preces.
Conviene que sea un
diácono, un cantor u otra persona, quien lea las otras intenciones.
La asamblea entera expresa
sus súplicas o con una invocación común, que se
pronuncia después de cada intención, o con la oración en silencio".
Después de escuchar la Palabra de Dios, la asamblea
de fieles se dispone a celebrar la Eucaristía. Pero antes, como pueblo de Dios
reunido, mira hacia el mundo y ora por el: es la oración de los fieles, que es
oración universal.
Como Jesucristo, mediador entre Dios y los hombres,
el pueblo de Dios reunido continúa esta obra mediadora presentando ante Dios el
mundo y sus necesidades.
MANERA DE HACER LA ORACION DE LOS FIELES
Teniendo en cuenta las indicaciones anteriores, la
libertad para redactar y organizar las plegarias puede ser muy grande. Para
redactarlas, es necesario ser sensibles a la situación actual del mundo y de la
Iglesia, y estar atento al mismo tiempo a los problemas que viven los hombres y
las mujeres del propio lugar. Y es necesario también tener un poco de sentido
poético, para que no se convierta la plegaria en una lista de ideas monótonas.
* No olvidemos que el sentido de la plegaria, es
precisamente este: ser una plegaria.
* Evitemos este gran peligro: convertir la plegaria
en algo cerrado dentro de la comunidad. Ej: «que sepamos hacer esto»... «que
seamos conscientes de aquello»...
Si hacemos esto, ya no sera una Plegaria universal,
sino otra cosa.
* Pero el peligro principal es,
probablemente, el de la irrelevancia. Es decir, el convertir este
momento en un conjunto de intenciones que se dicen aprisa y que no llegan a
significar nada importante para quienes las oyen. Para evitarlo, se necesita:
- que las intenciones estén bien hechas,
- que las intenciones hagan referencia a las
realidades mas próximas que viven los que participan en la celebración.
* Otro punto de capital importancia radica en
la manera de decirlas. Es necesario, sobre todo, que quien las lea lo haga
lentamente, con pausas suficientes después de cada intención, y antes del
«roguemos al Señor» que invitara a la respuesta del pueblo, y también con
pausas antes de empezar la nueva intención.
¿LAS PUEDEN DECIR VARIOS LECTORES?
No es recomendable hacer leer normalmente las
intenciones a varios lectores: ¿porqué?: los lectores se
atropellan, el micrófono no esta a la medida o no se oye y no alcanza el cable,
etc...; pero si se hace entre varios lectores, hay que asegurar que la lectura
se desarrolle con la necesaria serenidad.
¿SE PUEDE CANTAR LA RESPUESTA?
Un elemento que podría introducirse de manera
habitual es la respuesta cantada de los fieles.
Cantar la respuesta de relieve al momento, y
destaca el papel del pueblo como «presentador» ante Dios de las intenciones
expresadas.
Porque lo mas importante no es tanto el texto de la
petición, como el hecho mismo del pueblo cristiano que ora por todo.
PLEGARIAS ESPONTANEAS
Las plegarias espontáneas ayudan a concretar y a
acercar este momento de la celebración. Como problema puede surgir, que
solo se refiera a cosas muy propias de la comunidad y pierda su sentido
universal.
¿Que hacer? Si la celebración se hace en un
grupo pequeño, y se considera conveniente hacer las plegarias de manera
espontánea, el presidente o algún otro debería suplir las faltas de
universalidad que muy probablemente se darán. Si la celebración es en una
asamblea dominical normal, es mejor que primero se lean unas intenciones ya
preparadas y que tengan el tono de plegaria universal, y que en algún caso se
deje espacio -si la asamblea esta preparada rada- para intenciones mas
espontáneas.
Lo aconsejable es que las lleven por escrito para
evitar equivocaciones y no estar esperando a ver quien sale entre la asamblea.
AHORA PENSEMOS:
Por grupitos o parejas se van a preparar unas
moniciones y formularios de oración universal para las principales fiestas del
lugar.
CELEBREMOS:
En torno al altar, hacen sus preces y termina con
un canto.
EXAMEN O EVALUACION
Correcta dicción y buena lectura en público.
Buena comunicación: cercanía a las personas,
diálogo, liderazgo, acompañamiento personal.
LITURGIA TEMA 15: LA LECTIO DIVINA
TEMA 15:
LA LECTIO DIVINA
LA LECTIO DIVINA
ORACION INICIAL:
Canto a la Palabra de Dios y entronización de la
Biblia entre dos cirios.
PRIMERO VEAMOS:
Algunos acuden a la Biblia en plan de estudio; se
les escapa su identidad de Palabra de Dios. Otros acuden en plan de aplicación
pastoral; pero no escuchan lo que Dios quiere decirles sino lo que les sirve
para los demás. Otros van en plan de oración. Otros llegan a tomar decisiones
con la Palabra de Dios. ¿Qué sabes de la Lectio Divina? ¿Conoces algún método
que te permita acudir integralmente a la Biblia?
AHORA PENSEMOS
Una de las formas más apropiadas para volver a las
Sagradas Escrituras es la práctica de la Lectio Divina. Esta lectura
orante de la Biblia tiene la impronta de los padres de la Iglesia y ha sido
cultivada a través de los siglos en el corazón de la vida monástica.
1. Que es la Lectio
Divina
La Lectio Divina se ha empleado durante todo el
tiempo de la Iglesia porque es un método concreto, sencillo, real y posible
para vivir de cada Palabra que sale de la boca del Señor.
El Cardenal Martini dice que la Lectio Divina
es el ejercicio ordenado de la escucha personal de la Palabra.
Ejercicio: porque es algo activo; es un momento en que uno se
coloca, decide, camina.
Ordenado: porque tiene una dinámica interna sencillísima.
De la escucha: hecha en actitud de adoración y sumisión. En la
Escritura no debemos buscar algo qué manifestar a los demás o algo que nos
interese, debemos dejar que Dios nos hable.
Personal: es el momento personal de la escucha, que se
corresponde necesariamente con el momento comunitario.
De la Palabra: es Dios quien habla, Cristo quien habla, el
Espíritu Santo el que habla. Me habla la Palabra que me ha creado, que tiene el
secreto de mi vida, la clave de mis situaciones presentes... Me habla el
Espíritu que penetra toda realidad económica, social, política y cultural del
mundo.
Es un ejercicio de lectura pero también una
oración. El ejercicio de la Lectura Orante nos invita a abrirnos unos a otros
para compartir nuestra experiencia de fe y nuestra vivencia de la Palabra de
Dios.
La búsqueda del sentido que el texto tiene hoy para
nosotros no depende sólo del estudio del texto en sí. Depende también de la
vivencia comunitaria de Cristo vivo. Depende de las preguntas que las
personas de nuestras comunidades ponen al texto.
Por consiguiente, las respuestas que el texto nos
da será diferente para las distintas comunidades; pero lo que nos une es el
mismo texto, el mismo Dios, el mismo Espíritu, el mismo Jesús, la misma vida
que lucha y quiere salir adelante.
2. Orientaciones
prácticas para la Lectio Divina:
El método benedictino de la Lectio Divina o de la
lectura orante se concentra en torno a cuatro actitudes básicas, combinadas
entre sí: lectio, meditatio, oratio, contemplatio-actio (Lectura,
Meditación, Oración y Contemplación).
Un método es más que sólo un conjunto de técnicas
didácticas. Es una determinada actitud que se asume delante del texto
bíblico, derivada de la visión que se tiene de la Biblia, de la Iglesia, de la
realidad y de la acción reveladora de Dios en la vida.
1) La Lectio: trata de descubrir el sentido que el texto tiene
en sí. Indica que se ha de leer y releer el texto bíblico, con el fin de poner
de relieve los temas fundamentales, los personajes, las figuras, las acciones y
dinamismos del texto. Devuelve al texto su autonomía e independencia. Lo pone a
salvo del peligro de la manipulación. El sustrato de la lectio es la lectura
crítica, fruto de la exégesis científica que sitúa el texto en su contexto
literario e histórico.
2) La Meditatio procura descubrir el sentido que el texto tiene
para nosotros hoy. Mediante un proceso de rumiar, meditar y reflexionar
actualiza el sentido del texto y lo encarna en nuestra realidad. Aquí la
pregunta fundamental es: ¿Qué me dice este texto a mí? Como palabra de Dios
vivo ¿Qué me está diciendo hoy? ¿Qué fuerza tienen para mí los valores
permanentes que están detrás de las personas, palabras y acciones. La Meditatio
es el corazón de la lectura orante.
3) La Oratio despierta en nosotros las palabras apropiadas que
el texto nos hace decir a Dios. A través de la oración respondemos a
Dios que nos habló en la Lectio y en la Meditatio. La oración es el ambiente y
el perfume de la lectura orante.
4) La contemplatio es la luz que resplandece en los ojos después que
terminamos la lectura orante. Es el momento en que se degusta el texto, captado
o entendido como por asimilación, no tanto intelectual, cuanto por
connaturalidad; la palabra de Dios nos nutre. Y es sólo en este momento cuando
comienza a nutrirnos; saltarlo o superarlo pensando enseguida en cómo explicar
el texto y decir algo sobre él, nos hace caer en la repetición de cosas
banales, triviales, leídas en otro lugar.
La contemplación es la nueva luz con que miramos a
Dios, a los hermanos y hermanas, la vida, la realidad. Es el nuevo sabor
con que aceptamos la vida de la mano de Dios.
3. Los siete pasos de la
Lectio Divina
Una vez reconocida la dinámica propia de la “Lectio
Divina” podemos comenzar su aprendizaje. La “Lectio” se aprende por el
ejercicio continuo, preferentemente diario. Mejor aún si se cuenta con
el apoyo de un acompañante con quien compartir este camino de oración.
Las anteriores actitudes se han colocado en un
esquema de siete pasos con sus respectivas indicaciones para que nos sea más
fácil el “caminar juntos y con el mismo rumbo”:
1) Primer paso: Acogida y
oración
La preparación es decisiva para el éxito de la
“Lectio Divina”. Para poder escuchar a otro, primero hay que bajar el
tono de voz, hacer silencio, concentrarse. El clima ideal para la
“Lectio” es lo que San Juan de la Cruz llamó la “soledad sonora”
(Cántico, 15), es decir, callar el ruido de tantas voces que nos invaden para
captar el dulce silbido del Espíritu en la Palabra de Dios.
Podemos considerarnos preparados cuando hayamos
logrado entrar en este silencio receptivo, atento, consciente de la presencia
poderosa de Dios que viene amorosamente a nuestro encuentro con el don de su
Palabra.
Muchas veces este momento llega a ser un verdadero
combate espiritual. Especialmente en aquellos días en que tenemos muchos
compromisos o tenemos algún problema o estamos cansados o venimos de alguna
actividad agitada. Gracias a Dios, habrá días en que será relativamente fácil
entrar en la “Lectio”. Lo importante es tener presente que no es posible
entrar en la inteligencia del texto sin el corazón pacificado y poseído por el
Espíritu Santo (Ver Lucas 24, 36. 45. 49).
2) Segundo paso: Lectura
del texto bíblico
Abrimos el texto con mucho respeto. En este momento
cada letra, cada signo de la Escritura vale mucho. Los antiguos veneraban las
Escrituras casi como la misma Sagrada Eucaristía, no se puede dejar perder ni
una migaja.
El respeto al texto se expresa en la renuncia a la
imposición de cualquier idea previa, a quitarle o acomodarle nada. Queremos que
éste brille solo: que él hable primero. Buscamos una lectura objetiva,
cuidadosa, humilde, siendo conscientes de nuestras necesidad de ella.
Sucede, a veces, que se trata de un pasaje ya conocido. Entonces habrá
que decir como santa Teresita. “Más me vale leer mil veces los mismos
versículos (del Evangelio) porque cada vez les encuentro un sentido nuevo”.
Lo que hay que hacer es leer lentamente desde el
comienzo hasta el final, releerlo y volver a hacerlo una vez más. Poco a poco
los detalles van apareciendo y cada palabra va haciendo sentir su peso. Las
letras se vuelven imagen, comienzan a hablar y nosotros nos vamos apropiando de
ellas.
3) Tercer paso: Lectura
del texto en sí
¿Qué dice el texto? Las
siguientes indicaciones sencillas pueden ayudar:
1. Captar las ideas
principales:
* Retener las voces fuertes del texto: con lápiz en
mano, subraya la(s) frase(s) que más te impactan.
* Subdividir el texto: mientras más subdivido
mejor. Es como un pan que se come en pequeños trozos.
* Distinguir quién habla y de qué cosa habla: si es
un narrador o es un actor; quién es este personaje, cuáles son sus
características. No será nunca lo mismo cuando habla Jesús que cuando
habla otro.
* Ayudarnos de nuestra propia práctica de lectura:
para tratar de intuir qué es lo fundamental y qué es lo secundario. Se
aplica todo lo que sabe.
2. Profundizar:
* Hacer preguntas pertinentes sobre el texto.
* Leer las notas de pie de página de la versión
(Biblia) que tenemos.
* Consultar los posibles textos paralelos u otras
referencias que se indican en la versión.
*Remitir a algún comentario, cuando lo tenemos a la
mano.
4) Cuarto paso: Sentido
para nosotros
Sentir el texto:
Dar espacio a nuestra propia emoción. Quizás haya
una frase que, aunque sea secundaria, nos ha impactado. Pues bien, hay que
apropiársela. Dios me habla en ella. Lo importante es respetar siempre su
sentido dentro del contexto: que sea lo que ella dice y no lo que yo quiero que
me diga. Respetar el contexto es la regla primera de la lectura de la Biblia.
Apropiárselo:
* Leer en voz alta el pasaje. Así podremos sentir
mejor la emoción de las palabras, su ritmo, su respiración, su énfasis,
sus silencios. Cada página de la Biblia tiene su originalidad. Nunca nos
cansará este ejercicio.
* Repetir una frase o una idea que sintetiza
nuestra lectura. Repetirla hasta memorizarla.
* Tratar de respetar el texto en nuestra
imaginación (cuando el pasaje es narrativo): con una reconstrucción de la
escena, colocándonos en la piel de los personajes. Un poco de fantasía nos da
la sensibilidad del texto ¿Qué habríamos dicho nosotros? ¿Cómo nos habríamos
comportado?
* Escribir de nuevo el pasaje: es una antigua
práctica que ayuda a la identificación con el texto. Decía Casiano: “penetrados
de los mismos sentimientos con que fue escrito el texto, nos volveremos,
por así decir, su autores”.
5) Quinto paso:
Meditación y Oración a partir del texto
En la práctica de la “Lectio”, al llegar a este
momento, cerramos la Biblia e inclinamos la cabeza ante el Señor. La
meditación es el efecto natural de la lectura, porque ya no sólo hablamos del
texto sino también de nosotros. La meditación se hace con la Palabra caliente,
resonando en el corazón. Todo este movimiento se realiza en la interioridad.
En la “Lectio Divina” la meditación tiene
características propias que la distinguen de aquella otra que es especulación
mental. Se trata de captar la actualidad de Dios en el caminar, en los sucesos
de todos los días, para vivir en sintonía con El y para dar nuevos pasos según
su voluntad. Es una actividad lenta y fatigosa. Por eso Casiano prefería hablar
de “rumiar” la Palabra, es decir, de saborearla lentamente.
Y lo hacemos de dos modos:
Asociamos la Palabra a la
vida. Es decir, nos vemos a la luz de Dios, con la
mirada de Dios. En este momento emerge la historia de nuestro caminar en la
dirección de Dios o, tal vez, un poco a contra vía.
Asociamos la Palabra con
otros textos ya conocidos. Esto nos
permite que la Palabra se haga aún más viva y más clara. Realizamos este
ejercicio recordando dos principios: “la unidad de la Sagrada Escritura”
y que “la Biblia explica la Biblia”.
Así el movimiento de meditación hace que se acorten
las distancias entre la experiencia del pueblo de Dios y la mía, entre el ayer
del texto y el hoy de su mensaje, entre la Palabra y la vida. Y, por
supuesto, con el mismo Dios, su autor, de quien ahora oímos su voz viva y
actual por la que se nos da a conocer lo que quiere de nosotros.
De la meditación nace la primera oración: Señor,
hazme comprender los valores permanentes que encierra este texto y que yo no
tengo... se puede manifestar también como petición de perdón o de luz o
como oblación.
La oración que brota de la “Lectio” se vive con
gozo en el Espíritu Santo (Gálatas 5,22), emoción con la que Jesús oraba
también, porque se siente íntimamente el gusto de Dios, de las cosas de Cristo.
El gozo de la alabanza lo invade todo.
6) Sexto paso: Contemplación,
compromiso
La contemplación es muy importante; es la alegría
de orar; es sentir íntimamente el gusto de Dios y de las cosas de Cristo.
Llegar a este grado es fruto del don de Dios, es fruto de su Espíritu. A partir
de la contemplación, último movimiento de la “Lectio Divina” se comienzan a
vislumbrar horizontes en la vida espiritual que la impulsan por caminos de
madurez cristiana.
Porque el Verbo habita en nosotros haciéndose uno
con nuestra carne, la práctica de la “Lectio” es una educación contínua para
que tengamos “los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (Filipenses 2,5), para
sentir, decidir y actuar según su Corazón. Es, por tanto, una verdadera escuela
de los discípulos de Jesús en la que se aprenden los caminos de Su seguimiento.
La consolación llega a ser como una atmósfera en la
que el corazón se puede mover con libertad. Enseña el Cardenal Martini cómo “sólo
de la consolación, nacen las opciones valientes de pobreza, castidad,
obediencia, fidelidad, perdón, porque es el lugar, la atmósfera propia de las
grandes opciones interiores. Lo que no viene de este don poco dura, y puede ser
fácilmente sólo fruto del moralismo que nos imponemos a nosotros mismos”.
En lo que se refiere al compromiso, el Cardenal
Martini dice: la acción es el fruto maduro de todo el camino...lección bíblica
y acción, no son de ningún modo dos líneas paralelas. No siempre es fácil, lo
sabemos por experiencia. Por eso podríamos siempre orar como lo hacía un santo:
“Pero tú Señor, conoces la imposibilidad y la incapacidad que tengo para
amarte. Por eso, Dios mío, dame, si tú quieres, lo que me mandas, después
mándame todo lo que tú quieras” (Juan Eudes)
7) Séptimo paso: Oración
conclusiva: Un Salmo cantado que diga relación al tema, un
cántico bíblico.
LUEGO ACTUEMOS
Hacer un ensayo en otro día de Lectio Divina con
los siguientes textos o con las Lectio del Boletín Diocesano de Pastoral.
CELEBREMOS:
Preparar la Misa de clausura o el rito de
Institución de Lectores si lo habrá.
CONCLUSION GENERAL
DEL CURSO:
DEL CURSO:
El oficio de Lectores como un ministerio eclesial
es ahora muy imprtante y necesario.
Amós 8,11: Vivimos tiempos de hambre de la Palabra
de Dios.
Lamentaciones 4,4: Abunda el pan pero mueren de
hambre porque falta quien lo desmenuce.
Decimos como el profeta: "Aquí estoy, Señor,
envíame a mí".
Pero jamás agotaremos el contenido ni la fuerza de
la Palabra de Dios.
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