Domingo 7 de Abril – Octava de Pascua – Domingo 2º
de Pascua – o de la Divina Misericordia. Blanco.
“La Fiesta de la Divina Misericordia se celebra el
primer Domingo después del Domingo de Pascua. Sor María Faustina, apóstol de la
Divina Misericordia, forma parte del círculo de santos de la Iglesia más
conocidos. A través de ella, el Señor Jesús transmite al mundo el gran mensaje
de la Divina Misericordia y presenta el modelo de la perfección cristiana
basada sobre la confianza en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo” (http://es.catholic.net/celebraciones/120/3051/articulo.php?id=16783).
LECTURA
Lectura de los Hechos de los Apóstoles. Hech 5, 12-16
Los Apóstoles hacían muchos signos y prodigios en
el pueblo. Todos solían congregarse unidos en un mismo espíritu, bajo el
pórtico de Salomón, pero ningún otro se atrevía a unirse al grupo de los
Apóstoles, aunque el pueblo hablaba muy bien de ellos. Aumentaba cada vez más
el número de los que creían en el Señor, tanto hombres como mujeres. Y hasta
sacaban a los enfermos a las calles, poniéndolos en catres y camillas, para que
cuando Pedro pasara, por lo menos su sombra cubriera a alguno de ellos. La
multitud acudía también de las ciudades vecinas a Jerusalén, trayendo enfermos
o poseídos por espíritus impuros, y todos quedaban sanados.
Palabra de Dios.
Comentario
El pueblo ahora se convoca en torno de los
apóstoles. Todos saben que los signos no vienen de ellos, sino de Jesús, porque
“crecía el número de creyentes que se unía al Señor”. Comprometidos con el
pueblo, los apóstoles manifiestan a Jesús.
SALMO Sal 117, 2-4. 13-15.
22-27a
R. ¡Den gracias al Señor, porque es
bueno, porque es eterno su amor!
O bien:
Aleluya.
O bien:
Aleluya.
Que lo diga el pueblo de Israel: ¡es eterno su
amor!
Que lo diga la familia de Aarón: ¡es eterno su amor!
Que lo digan los que temen al Señor: ¡es eterno su amor! R.
Que lo diga la familia de Aarón: ¡es eterno su amor!
Que lo digan los que temen al Señor: ¡es eterno su amor! R.
La piedra que desecharon los constructores es ahora
la piedra angular.
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos.
Éste es el día que hizo el Señor:
alegrémonos y regocijémonos en él. R.
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos.
Éste es el día que hizo el Señor:
alegrémonos y regocijémonos en él. R.
Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:
el Señor es Dios, y él nos ilumina. R.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:
el Señor es Dios, y él nos ilumina. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura del Libro del Apocalipsis. Apoc 1, 9-11a. 12-13. 17-19
Yo, Juan, hermano de ustedes, con quienes comparto
las tribulaciones, el Reino y la espera perseverante en Jesús, estaba en la
isla de Patmos, a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús. El Día
del Señor fui arrebatado por el Espíritu y oí detrás de mí una voz fuerte como
una trompeta, que decía: “Escribe en un libro lo que ahora vas a ver, y mándalo
a las siete iglesias que están en Asia”. Me di vuelta para ver de quién era esa
voz que me hablaba, y vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos, a
alguien semejante a un Hijo de hombre, revestido de una larga túnica que estaba
ceñida a su pecho con una faja de oro. Al ver esto, caí a sus pies, como
muerto, pero él, tocándome con su mano derecha, me dijo: “No temas: Yo soy el
Primero y el Último, el Viviente. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y
tengo la llave de la Muerte y del Abismo. Escribe lo que has visto, lo que sucede
ahora y lo que sucederá en el futuro”.
Palabra de Dios.
Comentario
“Yo soy el Alfa y la Omega, primera y última letras
del alfabeto griego, que expresan el comienzo y fin de todas las cosas. El
transcurso de la historia (creación y revelación) es una especie de libro o
poema alfabético donde todo está incluido. Dios mismo se vuelve así revelación
escrita, conforme a un motivo común del judaísmo tardío (Dios se revela en el
libro de su Ley) y del Islam (la verdad y realidad de Dios es el Corán)” (X. Picaza,
Apocalipsis, Ed. Verbo Divino).
EVANGELIO
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San
Juan. Jn 20, 19-31
Al atardecer del primer día de la semana, los
discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos.
Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté
con ustedes!”. Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los
discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de
nuevo: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los
envío a ustedes”. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el
Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen,
y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”. Tomás, uno de los Doce,
de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros
discípulos le dijeron: “¡Hemos visto al Señor!”. Él les respondió: “Si no veo
la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los
clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. Ocho días más tarde, estaban de
nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces
apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les
dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Luego dijo a Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí
están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas
incrédulo, sino hombre de fe”. Tomás respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús
le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber
visto!”. Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus
discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Éstos han sido
escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y
creyendo, tengan Vida en su Nombre.
Palabra del Señor.
Comentario
“El saludo de Jesús de Nazaret crucificado y
resucitado deseando la paz muestra que es algo más que un simple saludo: es una
afirmación teológica que será la fuente de la alegría cristiana. Es una paz que
contrasta con los miedos y las puertas cerradas. Es una paz que abre espacios y
crea acciones valientes. Jesús de Nazaret resucitado se identifica con las
marcas visibles de los estigmas en sus manos y la herida en su costado. Las
marcas de la cruz son iluminadas desde la perspectiva de la resurrección como
un signo de esperanza para todos aquellos y aquellas que trabajan por un mundo
justo y solidario, por una iglesia y una sociedad que incluya en dignidad a
todos sus hijos e hijas. A la vez esos signos de la cruz iluminan la
resurrección dándole contenido y sentido. No es un acto mágico sino que es la
victoria de un proyecto, es la afirmación que el Reino está realmente en medio
de todos nosotros y nosotras” (http://pastoralsida.com.ar/paginas_internas/desafios_de_la_palabra/b_2pascua.htm).
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